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MONARQUÍA vs REPÚBLICA (III)

lunes, 8 de junio de 2009

La Monarquía es una forma de gobierno “útil” y su legitimidad reside en la utilidad de la misma.

 

La legitimidad de la Monarquía como forma de Gobierno procedía en 1975 de múltiples factores en función de quien opinara sobre la misma. Así, si preguntabas a un señor del “bunker”, la monarquía era una forma de gobierno legítima por obra y gracia de Franco siempre y cuando no traspasará los límites del movimiento ni los valores del 18 de Julio.  Si, por el contrario, preguntabas al PCE, en aquellos momentos la Monarquía era ilegítima por esos precisos motivos, al igual que para los respublicanos o para el Partido Socialista. La gran victoria del Rey fue encontrar alguien lo suficientemente capaz de ceder ante la oposición salvaguardando la Monarquía y abriendo el camino a la democracia dejando lejos la opción republicana que hubiera supuesto una verdadera restitución de la democracia. El carisma de Adolfo Suarez consistió en eso y no en otra cosa, pues la gestión  económica más allá del mal contexto internacional fue reconocidamente pésima.

 ¿Fue entonces útil la Monarquía? Yo respondo que sí. Lo fue entonces y lo es ahora pero nadie nos garantiza que lo sea siempre. Que la transición fue la piedra filosofal para la permanencia eterna de la monarquía, es lo que quisieran pensar aquellos que no permitirían nunca al pueblo “alterar las reglas del juego”.

 Fue útil entonces porque Don Juan Carlos pudo lidiar con las Cortes Franquistas, con el Movimiento, con el Bunquer y el ejército, con una mano izquierda desconocida en un Monarca hasta las fechas. (Ya les hubiera gustado a Isabel II o al Alfonso XIII). Creo sinceramente que eso sorprendió y agradó a muchos españoles que querían democracia sin verse asaltados por un país convulso o mediante un cambio excesivamente enérgico. Sin embargo, a pesar de que pueda ser verdad aquello de que la conciencia política de los españoles por aquel tiempo se caracterizó precisamente por las preferencias de orden y estabilidad no deja de ser cierto que el modo en que se hizo la transición no facilitó precisamente la politización extrema que hubiera sido consustancial a una participación en el proceso de transición. Y es que el Estado Franquista y sus leyes, a partir de las cuales se diseñó la transición, suponían la no existencia del pueblo en el proceso de toma de decisiones. Adolfo Suárez, Torcuato Fernández Miranda, Calvo-Sotelo, Areilza, etc… eran a finales del franquismo perfectos desconocidos para los españoles. La Transición fue en gran medida un traspaso de élites de un Régimen a otro. Fraga es el mejor ejemplo.

Sin embargo, con aquellos déficits la Monarquía constituyó un régimen que nos homologó a Europa y eso es de agradecer. ¿Si lo fue o lo es ahora justificaría que lo sea siempre? En este aspecto, en el debate citado podemos contar dos posturas.

 1.     Los Monárquicos dirán que cuando la monarquía deje de ser útil para convertirse en lastre, serán las propias instituciones, los políticos y los ciudadanos quienes se movilicen contra ella. Argumentos históricos a su favor tienen en tanto que las repúblicas han llegado a España como solución in extremis (la primera) y por agotamiento de la Monarquía alfonsina (la segunda). Todas las “transiciones” españolas se han ido produciendo por agotamiento del régimen anterior o por un golpe militar o pronunciamiento.

2.     Los Republicanos defienden que la Monarquía no es una institución imprescindible y así lo creemos los que ni somos una cosa ni la otra.  En realidad el Rey no tiene más poderes que el Presidente de la República Alemana o de la Italiana. Moderar y arbitrar el funcionamiento regular de las instituciones, representación exterior y derecho de gracia. Es tan prescindible que la Constitución le declara irresponsable y todos sus actos necesitan refrendo del Ministro correspondiente o del Presidente del gobierno para tener facultad jurídica.  Sin embargo, a pesar de esa irresponsabilidad, imagínense que un futuro rey fuera un verdadero lastre. ¿De verdad tenemos que estar esperando a agotarnos de la monarquía para decidir nuestro futuro? ¿No sería posible votar por tanto la continuación de la Monarquía cuando muera el Rey Juan Carlos?

 Sería un ejercicio muy sano democráticamente hablando y que serviría para medir el pulso verdadero de la monarquía como forma de gobierno útil  y que sería preciso además para medir la forma de gobierno ideal que quieren y le corresponde a la soberanía nacional.

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