A muchos de ustedes les sonará la teoría de "los brotes verdes". Esa inocente expresión acuñada por la entonces recién nombrada Elena Salgado, que suscitó la risa e incluso el estupor de muchos comienza a hacerse un pequeño huequecito (son brotes, no lo olviden) en el panorama económico español y mundial. Durante estas últimas semanas hemos conocido buenos datos económicos o al menos no tan malos como cabría esperar. Algunos se han atrevido ya a ponerle nombre a esta crisis. Como ya hicieran nuestros antepasados con la Crisis del Petroleo y con la Gran Depresión, las generaciones que hoy vivimos, sufrimos o combatimos la crisis desde múltiples ámbitos nos encontramos en la Gran Recesión. Pues bien, la Gran Recesión tiene brotes verdes desde las últimas semanas.
En su artículo publicado ayer por EL PAIS, Paul Krugman, analizando los Gobiernos de EE.UU y Reino Unido, nos volvía a hacer una síntesis aplicable a casi toda Europa. Venía a corroborar que si estamos en este crisis ahora y de esta manera debemos echarle la culpa a la desregulación y el fundamentalismo del libre mercado, y que era más necesario ahora que nunca hacer un esfuerzo fiscal notable y adecuado pero decidido y responsable. También hablaba de la poca diferenciación que en política económica han tenido los Gobiernos de aquellos dos países - pero también en Europa - desde los años noventa pues, con las particularidades de cada país y si bien los más progresistas no aplicaban a rajatabla el fundamentalismo neoliberal sí se vieron engatusados por lo que consideraron las modernidades en la gestión económica, que no era otra cosa que más desregulación. Entonces, si sabemos que aquello no estuvo bien, esa desregulación, ese fundamentalismo, esa ingenuidad por creer autosuficiente al mercado tiene que dar paso a otro tipo de economía.
Yo solo me atrevería a hablar de algunos adjetivos para dicha economía: justa y equitativa, sostenible y colectiva. Justa y equitativa porque apueste por crear riqueza y redistribuirla; sostenible porque respete y proteja la naturaleza y el medio ambiente; y colectiva porque implique un pacto social explícito e implícito de solidaridad dentro de toda la sociedad, que deje atrás el individualismo profesado por el liberalismo de hoy y de ayer.
Pues bien, hasta aquí que yo sepa queda mucho por recorrer. Pero señores, tenemos brotes verdes. Estos días hemos sabido que la morosidad ha descendido a su nivel más bajo desde marzo de 2008. Que Banco Santander y BBVA son los más eficientes de Europa, que las cajas de ahorros van a tener posibilidad de reestructurarse con ayuda o aval públicos sin que hagan perder demasiado dinero al contribuyente, ha descendido el paro -poco y probablemente a causa del hecho estival-, que la demanda interna ha frenado su caída e incluso la gente se culturiza más en 2009 que en 2008 ya que las ventas en la feria del libro de Madrid han subido un 10%. El Gobierno se ha comprometido a subir los impuestos y tendrá que hacer frente a una escalada del déficit y por consiguiente de la deuda pública pero si este es el mayor de nuestros problemas quiero recordar a los lectores que en los últimos 4 años España redujo su deuda pública el 12,5%.
Pero hay que ser realistas entonces. No vale con tecnicismos sobre lo que sube o baja, sobre lo que va mejor o peor. Lo importante es el compromiso colectivo por que todo vaya mejor, menuda utopía, pero qué necesaria. Más que nunca. La idea de colectividad está acuñada en la historia y comprobada empíricamente, fíjense sino en los "años de oro del capitalismo entre 1945 y 1973". El primero fue Aristóteles, que definió al hombre como un zoon politikon, un ser que necesita a la sociedad para sobrevivir y cuyo concurso colectivo permite a las sociedades con ayuda de la famosa prudencia a ser más justas y equilibradas. Los brotes verdes de nada sirven si no aprendemos la lección, no solo económica, sino política y especialmente moral y humana. Somos un todo, no lo olviden.
PD: Parafraseando a mi querido Krugman: ¿Acaso un Gobierno del Partido Popular hubiera sido menos esclavo del fundamentalismo del libre mercado o hubiera estado dispuesto a refrenar finanzas desbocadas?
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