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Alta Política

martes, 3 de noviembre de 2009

Casi nadie está de acuerdo en lo que éste término significa. La verdad es que no he encontrado un consenso sobre el mismo pero si se intuye lo que se quiere decir al usar estas palabras. Monserrat Nebrera, hoy un cadáver saliente del PP Catalán, se refería en su blog a la alta política de la siguiente manera: <<“alta política” por referirme de algún modo a lo que se suscita en torno a una contienda electoral, al modo de pretender captar el voto, a la vorágine de los pactos “post”, cuando nadie ha resultado sobradamente respaldado.>>

Otros contestan que “alta política” se refiere a la calidad del debate, haciendo alusión a los contenidos sobre los que nuestros representantes debaten ante la perpleja mirada de la opinión pública, encargada luego de reflejarlos en la sociedad.

En definitiva, podríamos señalar que la “alta política” la desarrollan actores, generalmente representantes de los ciudadanos en un contexto con temas políticos capitales para la buena marcha de un país, y cuya resolución condicionará la confianza de la opinión pública en las instituciones donde ésta se desarrolla. Si tomáramos por buena esta definición que os propongo, podría servirnos de base para analizar al actual situación política. Y por supuesto, nos daría mucho pié para criticar con dureza el sistema actual.

A pesar de que el sistema de “geometría variable”, es decir, la necesidad del grupo mayoritario de establecer pactos puntuales, podría dar lugar a una ferviente actividad en los pasillos de nuestras Cortes, el clima político impide esta actividad. El Gobierno, con pocas posibilidades de sacar adelante sus medidas sino es a fuerza de sudar sangre, padece una oposición con pocas ganas de negociar. Aun así, logrará sacar los presupuestos y otras leyes como la del aborto.

Pero lo mas preocupante de todo es la calidad del debate. Al señalar Nebrera que la alta política se practica únicamente entorno a una disputa electoral podríamos concluir que ni siquiera el actual contexto ha producido alta política. Podríamos asistir actualmente a debates de contenido en el Congreso para solucionar la crisis económica y sin embargo llevamos meses escuchando lo mismo. “Lo peor de la crisis puede estar pasando” dice hoy Leire Pajín, quien parece llegar con retraso porque ya en Mayo el Presidente anunció “que podemos decir que lo peor de la crisis ha pasado ya”. Peor están en el Partido Popular, donde ya no sabemos si Rajoy manda de verdad o no, y donde Esperanza Aguirre ha vuelto a dar la nota con algo que le permita seguir disputándole el liderazgo a largo plazo. Y además, su máxima en oposición es “yo les apoyo, pero si hacen lo que yo digo”. Y mientras tanto lo de hacer alta política y arrimar el hombro, se les ha olvidado a todos. Considerar la alta política como el momento electoral sin mayoría no debería llevarnos a renunciar a la responsabilidad de la consecuencia (el Gobierno en minoría) frente al contexto (la crisis económica). Muchos políticos, y especialmente los conservadores, dicen ser los herederos de ese gran pacto colectivo del olvido al que llamaron “transición”, protagonizado por el “consenso”, que fue la máxima expresión de la alta política frente a la crisis del momento, desarrollando un Plan de Estabilización que conocemos como “Los Pactos de la Moncloa”. Quien bien nos vendría ahora ese espíritu.

Y sin embargo, creo que desde el mismo 10 de Marzo de 2008, el PP solo piensa en las futuras elecciones.

3 comentarios:

Cabaña Progresista dijo...

A eso se le define mejor como "Grandeza Política". La capacidad de los dirigentes para buscar acuerdos, más allá de las luchas partidistas en beneficio del interés general de la ciudadanía. Grande en otros tiempos pasados, utopía en el presente.

Esteban Martínez dijo...

Tientes toda la razón amiga Cabaña! Supongo que a ti también te da la sensación de llevar 6 meses hablando sobre lo mismo: pronósticos y culpables. Estamos perdiendo mucho tiempo para reformar lo que verdaderamente ha fallado en esta crisis, y sentar las bases para otro sistema económico mucho mas productivo y sostenible.

CHEMA BUZARRA dijo...

No hace muchos días escribé sobre una preocupación existente entre los diferentes estratos de la plural militancia socialista y decía que: Ahora, ha de reactivarse lo mejor del legado socialista y apostar por un renovado socialismo democrático, mandando al carajo las alternativas neoliberales adoptadas por la socialdemocracia en el ámbito económico y al neoconservadurismo político, desde una postura que deje claro que se es de izquierdas.

También hemos de marcar la diferencia con las políticas de las derechas españolas.
Nuestra práctica política ha de asumir la pluralidad existente en el seno de la izquierda, como un hecho enriquecedor para los objetivos emancipadores y de solidaridad que mantenemos. En ese sentido hemos de contribuir, desde el encuentro entre las diferentes fuerzas políticas y los distintos movimientos y organizaciones sociales, a articular esa pluralidad, sin merma de la especificidad de un proyecto socialista al servicio de las metas de libertad, igualdad y justicia que aspiramos a hacer realidad en nuestras sociedades complejas del siglo XXI.

Creo que es un deseo y una necesidad.