Hoy sí me toca defender un poco a Zapatero. Y eso a pesar de que en las medidas anunciadas hay algunas que no terminan de gustarme, vamos, que sigo pensando que bajar impuestos “no es de izquierdas”, aun cuando solo se aplique a quienes no destruyan empleo, aunque vaya a beneficiar únicamente a las PYMES que, por otro lado, se sentirán aliviadas; y aunque sea una medida temporal.
La oposición critica que no haya habido autocrítica. Es verdad que el Gobierno se equivocó en sus previsiones y esto sí que ha sido reconocido por el Presidente del Gobierno. Quizá, para algunos, le hubiera faltado aportar otra inútil predicción, aunque ya anunció que lo va a hacer en Junio; o quizá decir que se equivocó al minusvalorar la crisis, que ya lo ha dicho en otras ocasiones; o quizá profundizar en una hipotética reforma del mercado laboral por la izquierda. Pero el Presidente ha reconocido que se equivocó en las predicciones, ya ha dicho que él no se imaginaba lo que se nos venía encima y lo único que le quedaba por reconocer es que sus medidas no han sido suficientes o que han sido improvisadas, pero no deja de ser verdad que de momento es pronto para juzgarlas todas y que muchas de ellas sí están funcionando correctamente.
Me da la sensación que la oposición está tan solo concentrada en destruir y en no construir juntos un nuevo CONTRATO SOCIAL tan necesitado y reclamado por toda la ciudadanía. Zapatero ha propuesto una reforma de sistema económico muy amplia, que da cabida a todos y cada uno de los grupos políticos que saben que es el camino que van a recorrer casi todos los países de nuestro entorno en el futuro, porque no se puede construir un mundo con la “receta neoliberal”. ¿Por qué no dejan de exigir al Presidente que se arrincone en las tablas o que se meta en el burladero de la continua (aunque siempre necesaria) autocrítica? También es una irresponsabilidad picar al toro hasta que se desangre incapacitándolo para el resto de la corrida. Y si el toro no vale que lo devuelvan a toriles y que le planteen una moción de censura. Pero aquí somos valientes para picar pero no para actuar y preferimos anunciar la muerte al país antes que tragarnos nuestro orgullo y capear lo que tenemos. Es verdad que falta mucho trabajo por hacer, pero si las percepciones van a ser el único escollo a salvar, no hay Gobierno que tire de la economía y del país sino se le permite cambiar de tercio.
El tiempo del diagnóstico ya pasó y eso no lo recuperaremos gobierne quien gobierne, más si cabe cuando entre todos los grupos parlamentarios saben qué ha ocurrido o qué se puede hacer para mejorar las cosas. En definitiva, lo que menos me esperaba es que el egoísmo partidista inundara tanto el Congreso de los Diputados.
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