Las tres alternativas de Mariano Rajoy
Me ha sorprendido, de lo poco que he podido escuchar del discurso de Mariano Rajoy en el debate de hoy sobre economía, que haya vuelto a desaprovechar la oportunidad de acercarse al Gobierno y negociar con él. Sigue, por consiguiente, tratando de arrinconarlo, de mostrar su soledad y su dificultad para lograr acuerdos en el Parlamento. Pero el chollo comienza a acabarse. Hoy ha sido, sin duda, la comparecencia en la que el Presidente se ha mostrado más receptivo, más cercano, más sincero y más afable con Mariano Rajoy, respondiendo a los ataques del conservador con la firme voluntad de mantener la oferta del pacto.
“Espero Sr. Rajoy que su grupo participe”. Mariano Rajoy contesta “sería un irresponsable si fuera corresponsable de su política económica”. Replica Zapatero: “mi posición sería de reconocimiento, no de compartir la responsabilidad, pues la responsabilidad es solo del gobierno”.
Mariano Rajoy lo tiene todo a su favor. Un momento en el que la opinión pública reclama pacto de Estado; un momento en el que, en cualquier bar, se puede escuchar un par de conversaciones al día en el que dos ciudadanos se lamentan por que los partidos mayoritarios no alcanzan un pacto de Estado; reformas de calado encima de la mesa (laboral, pensiones, ciencia, economía sostenible…) donde se reclama su participación desde todos los grupos y desde el Gobierno… pero Mariano Rajoy “no tiene los votos” que quiere y por eso rechaza hacer lo que cualquier español con sentido común haría, que es sentarse a negociar, pactar, aliviando la desconfianza y la desazón con la que casi todos vemos a casi toda la clase política en general.
Es verdad que algunos podemos haber sido críticos con el Gobierno en alguna ocasión, todos tenemos la facultad de pensar y nadie nos la puede recortar, va contranatura (“Pienso, luego existo”, decía Descartes). Pero hay un dicho que reza: “Quien tiene boca, se equivoca”, y es que el refranero popular tiene muchos recursos. Yo estoy dispuesto a aceptar las equivocaciones del Gobierno. Lo que no estoy dispuesto es a que pseudo salvadores de la patria vengan a presentarse como alternativa, sin ofrecer su voluntad de acuerdo en una sola medida importante, presentando meros parches que parecen panaceas y que ni si quiera tratan, al menos, de negociarla con el Gobierno. Me hace gracia aquellos que me dicen que Zapatero va a hundir al país. Zapatero se equivoca, pero aquí, en este país en el que parece que todos podemos ser Presidentes del Gobierno, los únicos que han puesto medidas (mejores o peores) para afrontar la crisis hemos sido los socialistas. ( Plan E, Fondo de Inversión Local, Líneas del ICO, garantía de depósitos, reforma laboral, pensiones, economía sostenible, ley de ciencia, oferta de pacto por la educación…).
Se deduce por tanto que Mariano Rajoy quiere ser Presidente del Gobierno más pronto que tarde y sino, al menos que no lo sea Zapatero. Precisamente por eso se ha sacado media docenas de medidas de la manga aprobadas en el Parlamento para poner tierra de por medio entre él y un Presidente del que sabía que venía dispuesto a pactar. “No suba los impuestooooos, recorte el gastoooo”. Pero oiga, ¿usted no sabe que tiene la capacidad de pactar esas cosas que dice? ¿Acaso no se le ha ofrecido un pacto en materia de consolidación fiscal? ¿acaso no se le ha dicho que se sume a la negociación de la ley de economía sostenible?, ¿acaso esas medidas que usted plantea no se pueden proyectar en comisión? Y como esto, otro tanto. Por eso precisamente está claro que las medidas que propone el Partido Popular por la boca de su “comandante en jefe”, no son realmente medidas altruistas con vocación de superar los problemas reales de la economía española. Son sencillamente armas arrojadizas, cuyo contenido apenas importa mientras suenen bien y parezca que proponen algo como alternativa y, sobre todo que sirvan para desgastar al Gobierno.
Mariano Rajoy desconfía de todo y de todos, fijaros sino en las alternativas que él, en su mano, tiene para que las cosas cambien:
UNO. Ganar las elecciones: No esta claro que con su valoración como líder, y tal y como están las cosas, Rajoy pudiera ganar unas elecciones a Zapatero. Las encuestas dan ventaja al PP, pero cuando se pregunta sobre los candidatos, ahí Rajoy pierde su valoración. Si se le añade su nula capacidad para ganar debates al Presidente, Rajoy no parece tenerlas todas consigo. Además, el Pacto de Estado ha dado alas al Gobierno, y bastante aire, dicho sea de paso, el suficiente como para tratar de llegar a un acuerdo en el que, además, estaría mal visto que el PP se quedara solo. Opción ésta que Mariano Rajoy no va a tocar.
DOS. Presentar una moción de censura: Dispuestos están a gobernar, pero prueba de que su alternativa no convence es que ningún grupo parlamentario estaría dispuesto a apoyarle. Todos saben que en realidad, el PP solo busca el poder para desalojar a ZP y presentarse como salvadores de la unidad de la patria. El pesimismo de Rajoy hablando de que la deuda “ha hipotecado a los hijos, y a los hijos de los hijos”, es clara muestra de su falta de sentido de Estado, y de estar más dispuesto a pintarlo todo de negro, cuando precisamente indicadores como el de deuda pública, similares a los de hace 8 años , son ahora un desastre y antes eran la maravilla del mundo. Zapatero ha aprovechado la ocasión para recordarle que para presentar una moción de censura hace falta algo que Federico Trillo se sabe de memoria: Huevos. Además de otras cosas: seguridad en uno mismo, convicción y un camino a recorrer. Y de momento el único que marca el paso es Zapatero, afortunadamente
TRES. Dejar paso…Y mirad, para eso Mariano Rajoy tiene todo un ejército de sucesores aguardando con los dientes largos.
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