Comienza un nuevo curso político y yo vuelvo a escribir. Entre otras cosas porque cuando lo dejas mucho tiempo pierdes el hábito y el contacto con este fructífero espacio.
Este nuevo curso parece estar protagonizado por una cosa que se llaman elecciones primarias, mediante las cuales los militantes del PSOE pueden elegir libremente a sus candidatos. Durante estos meses estamos asistiendo a la reactivación de un proceso de democracia interna del cual me siento plenamente orgulloso.
Pero el tema que más cola traerá en este curso electoral será, sin duda, la crisis económica. Llevamos ya inmersos casi 3 años en este debate, debate que empieza a cansar y resignar a los ciudadanos. Pero es un debate que preocupa mucho y es normal. Ayer se aprobaron los PGE 2011. A mi sinceramente me parecen unos buenos presupuestos, equilibrados y ambiciosos. Y no lo digo solamente por los números sino por la gran cantidad de aspectos a los que tienen que hacer frente:
Son unos presupuestos austeros, que rebajan el gasto público y con los que conseguiremos de largo bajar hasta el 6% de déficit.
Son unos presupuestos sociales. Recordemos que se suben las pensiones mínimas y el gasto en pensiones. Que se va a mantener el gasto educativo y en I+D+i (que además del aspecto económica tiene importantes consecuencias de progresos social). Además, estos presupuestos mantienen la gran mayoría de las conquistas sociales del Gobierno durante estos últimos años: Dependencia, derechos de maternidad y paternidad….etc.
Son fiscalmente interesantes por dos razones: Se toca el régimen fiscal de las SICAV y se crean dos nuevos tramos de IRPF para las rentas más altas hasta el 45%. En muchas ocasiones habréis leído mi predisposición a pagar más impuestos de los que actualmente pagamos. He repetido hasta la saciedad que con una presión fiscal por debajo del 33% no podemos hacer milagros y mantener un Estado del Bienestar. Para que os hagáis una idea, España está al nivel de los países de Europa del Este: esos mismos países a los que habitualmente dibujamos mentalmente atrasados y recién salidos de dictaduras comunistas.
Nosotros preferimos (porque tontos no somos) compararnos con Suecia (47,1%), Dinamarca (48, 2%) o Finlandia (43%). Los españoles queremos un Estado asistencial, que de respuestas a nuestros problemas pero con impuestos muy humildes en relación a la renta del país. Es interesante que sigamos reflexionando sobre esto.
Y es interesante hacerlo ahora, cuando los partidos socialdemócratas parecemos estar perdiendo fuelle. Perdimos Alemania, Suecia e Italia. Tenemos que ser capaces de explicarle a la gente que para que su sanidad funcione, para que haya plazas suficientes para todos en guarderías, escuelas e institutos, que para que no existan listas de espera se puede ser austero y ordenar el gasto, pero aun así, necesitamos ingresar más vía impuestos. Esto son solo ejemplos. La conclusión es que lo que ahora debería quebrar es el modelo que nos sustituyó a partir de los años 70, que ha durado menos y ha funcionado peor y a la hora de la verdad ha generado más desempleo, más déficit, más incrementos de la pobreza en el mundo y de las desigualdades sociales.
Lo dicho, feliz nuevo curso y nos vemos por aquí.
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