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Sensaciones...

jueves, 14 de enero de 2010

No tengo la intención de utilizar este blog para cuestiones calagurritanas. Soy estudiante de Ciencias Políticas e intento especializarme en análisis político y me gusta más analizar las cuestiones de carácter nacional. Sin embargo, mi experiencia personal, aunque corta, me ha animado a escribir aquí mis primeras sensaciones como militante de Juventudes Socialistas en Calahorra en relación a una campaña de afiliación que hemos realizado en el mes de diciembre.

Como muchos de vosotros, los que me leéis desde mi ciudad, sabréis, hemos realizado una campaña de afiliación en Calahorra. Una campaña que explicamos en rueda de prensa y que tenia la intención de persuadir sobre las carencias juveniles de nuestro municipio. La campaña se desarrollaba en dos fases, aunque previamente iniciamos una pegada de carteles que pretendía sorprender y animar el debate para aumentar la efectividad de la campaña. Relato fase a fase y las sensaciones personales de cada una de ellas.

En la fase previa, pegamos unos carteles que versaban: “jóvenes sin ocio = jóvenes de Calahorra. Gracias Pagola”, y así sucesivamente con mensajes relativos a vivienda, trabajo y oferta educativa. En nuestro pensamiento estaba la incapacidad del gobierno municipal de asumir sus competencias en materia de vivienda, donde no se han preocupado de ofrecer vivienda protegida a los jóvenes de Calahorra en los mas de 15 años que llevan gobernando. Nos preocupaba también el escaso crecimiento de oferta educativa, especialmente en lo que se refiere a la formación profesional, que no ha crecido ni en número ni el variedad en estos 15 años. Nos preocupaba que el paro juvenil, además de ser un problema que ningún gobierno central ha solucionado definitivamente (a mi juicio) en las últimas dos décadas (y un estudiante como yo, que no es ignorante, lo sabe) pudiera estar explicado por el retraso en la construcción del polígono industrial de rifondo, la indefinición de un polígono autonómico, del que todavía no sabemos si existirá. O porque el nuevo polígono proyectado por el gobierno nacional, todavía no está terminado, aunque vaya en plazo. En definitiva, por el retraso en la política de expansión industrial que podría dar trabajo a cientos de jóvenes calagurritanos. Nos preocupaba asimismo el bajón de nuestro ocio diurno y nocturno que había hecho a Calahorra tan famosa en tiempos no tan remotos y que ahora agoniza a causa de muchos factores, entre ellos, la escasa atención de nuestros gobernantes.

Y sin embargo, en esta primera fase nuestra preocupación no solo provocó el debate sino algo todavía más preocupante: la incapacidad del gobierno municipal para respetar unos carteles que, aunque anónimos, no tenían otra función que la de persuadir y alimentar un debate que creo absolutamente necesario. Y lo hicimos a las 2 de la madrugada, no por miedo a ser descubiertos sino por cuestiones de efectividad. Puede que no fuera la manera más práctica de hacerlo y quizá había otras, no lo puedo negar, pero a posteriori, el uso de la ironía tiene la virtud de ser indirecta y provocar reacciones que no expresan sino las sensaciones que a uno, bajo su filtro personal de pensamiento, le provocan. Y de esa efectividad es de la que hablábamos, a pesar de no ser la buscada. Las reacciones cantan:

- La retirada de carteles de un concejal, con independencia del partido que sea, podría expresar que se ha sentido ofendido e incluso podría llegar a entenderlo si me pongo en su lugar. Pero el mero acto de tratar de reventar una campaña que en ese momento era ciudadana y anónima demuestra un miedo a que se abra un debate que reactive las demandas que todo un pueblo está en su derecho de hacer a su gobierno local. Y por mucho que le fastidien los carteles o le parezcan ofensivos, ha de dejarlos ahí porque no tiene un concejal potestad para arrancarlos, igual sí para otras cosas, pero no para liquidar un medio de expresión perfectamente legal. (Quitó los del juzgado y no otros mal colocados).

- La respuesta de ayer de NN.GG, poco menos que llamándonos chismosos, radicales, favorables a las dictadura cubana o al régimen chavista de Venezuela por el mero hecho de que nuestra organización tiene una estrella roja (como si ellos pudieran elegir su propio símbolo) o personas odiosas y ancladas en el pasado…no merece mis comentarios porque es absurdo.

El caso es que finalmente nos sancionaron, bueno, sancionaron a mis compañeros. Pero, nos los sancionaron por pegar carteles donde no debíamos, que lo hicimos. Si nos hubieran sancionado por eso, hubiéramos acatado y pagado la multa como está mandado, porque nos equivocamos como principiantes que somos. Y lo digo con toda sinceridad e inocencia. ¡¡Pero no!! Nos sancionaron por pegar carteles sin autorización, requisito que no se le pide hoy en día a nadie, o al menos eso es lo que nos dijo la policía, a mi en persona posteriormente. Eso en derecho se llama abuso de poder y consiste en la aplicación selectiva de la norma para beneficio propio. Eso vulnera la libertad de expresión que está amparada en nuestra Constitución. Para justificarse pueden utilizar mil y un argumentos, mil y una excusas, pero ninguna negará la realidad, que es la que los hechos demuestran y no las interpretaciones que uno y otro puede hacer sobre el tema.

La segunda pegada de carteles la realizamos a plena luz del día y además en día de mercadillo. (vaya ganas de ser nocturnos, provocadores y radicales o de pasar desapercibidos). Reinventar Calahorra, y en esta me lo pasé especialmente bien. Recordé los informativos, los documentales, los libros y los testimonios de quienes me han contado el proceso de transición. La convivencia de carteles de muy diverso signo, la aceptación general de la pluralidad de opciones políticas. En fin, ese ambiente de politización y debate que caracterizó a nuestra transición a la que tanto nos gusta evocar, pero de la que nunca recordamos aspectos de la vida social tan importantes como aquel.

Y el mensaje: “reinventar”. Regenerar Calahorra. Desde mi perspectiva de estudiante de políticas, que me proporciona una visión muy genérica pero muy ácida de la realidad, porque accede y me permite analizar la globalidad de los problemas, me he creído esa palabra, porque pienso que es la única manera de cambiar las cosas. Participar en política para reinventar las cosas. Para transformar aquello que crees que beneficiará a tus conciudadanos. Para ejercer con responsabilidad la virtud cívica de la participación política, tan importante o más que el voto cada 4 años. Ese día me fui a la cama con una buena sonrisa en la cara.

La tercera pegada fue movidita. Tuvimos que bajar a la policía para asegurarnos de que la campaña podía seguir adelante, tras otra actuación del equipo de Gobierno que llamó a la policía para controlar nuestra actividad y pedirnos autorización. Yo mismo dejé mis datos en comisaría y me hice responsable y objetivo de una hipotética sanción. Vieron como pegábamos los carteles. Por tanto, si los pegamos por la noche, porque los pegamos por la noche y si los pegamos por el día, porque los pegamos por el día. No diré más sobre este tema, porque los hechos hablan por si mismos. (Por eso, y porque tengo mucho aprecio por algunas personas en especial con las que trabajaré muy agusto). El mensaje, el final, en el que nos destapábamos como las juventudes de Calahorra, socialistas claro: ¿Te atreves? (a reinventar Calahorra, se entiende).

Todo hubiera acabado aquí, en dos fases simples de campaña y una precampaña si no hubiéramos tenido los escollos que tuvimos. Si no hubiéramos tenido que soportar la arrancada selectiva de carteles. Sino hubiéramos sentido la presión de un equipo de gobierno incómodo con la situación y que aplicó la norma selectivamente. Sino hubiéramos visto como responsables políticos no sabían separar su faceta y potestad pública de sus intereses privados, en este caso, relativos a la conciencia y a la cosa pública. Nos vimos obligados a defendernos con un manifiesto en defensa de la libertad de expresión y denunciando los hechos. Defendimos nuestra campaña, legítima, que no tenía otra misión que conseguir afiliados y animar el debate público. Un debate que se ha traducido en la actitud de “matar moscas a cañonazos”. Lo lamento profundamente.

Pero ahí quedará siempre nuestro fondo de ideas, nuestras preocupaciones e inquietudes, esas inquietudes juveniles que mas de una vez han sacado a nuestro país de los peores momentos de su historia. Unas inquietudes juveniles necesarias para el avance de la sociedad democrática, y para la construcción de un mundo, en este caso una ciudad, que nos va a tocar gestionar a nosotros no dentro de mucho tiempo.

1 comentarios:

Cabaña Progresista dijo...

Que importante es tu visión y perspectiva de la realidad Esteban, tu actitud y sobre todo tu compromiso. Ese factor es de un valor incalculable en una sociedad como la actual y en un sector como es la juventud. Me encanta tu frase: "Para ejercer con responsabilidad la virtud cívica de la participación política". En ella resumes muchas cosas; actuar y participar (compromiso, en una palabra) bajo el ejercicio de la responsabilidad y la atitud cívica, es el cóctel necesario para implicar y persuadir a jóvenes con ganas y deseos ,para nada resiganados y conformistas, en cambiar una sociedad aletargada y, en algunos casos, excesivamente sumisa al poder.

En cuanto a la intransigencia, a la manipulación o las falsedades vertidas por "la otra parte", lo mejor es contestar con el mismo trabajo y la misma intensidad con la que habeis comenzado vuestra andadura. Esa es la mejor respuesta ante otros que no tienen ni ideas ni capacidad para asimilar sus propios objetivos u intereses que no son otros que el servilismo al poder.

Un saludo cordial.