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Se acabó el escondite

jueves, 12 de julio de 2012





 

Ya no le quedan mantras. Ya no hay excusas de ningún tipo. La subida del IVA y el recorte a la prestación por desempleo son las dos únicas cosas que quedaban por recortar, de cariz social, en esta España desde hace 7 meses.
Rajoy juega ahora al solitario después de haber intentando todas las estrategias posibles para evitar el desgaste político que supone recortar en todo aun con mayoría absoluta. El despido, la sanidad, la educación, el IRPF, las pensiones, las becas, la I+D+i, subvenciones, partidos políticos… Por recortar, ha recortado hasta su propio programa hasta tal punto que ya no existe. Todo ello se tocó para no tener que subir el IVA. Nunca era suficiente porque “la herencia recibida” era muy mala. Tan mala que, la primera promesa del debate de investidura, que era precisamente no hablar de esa herencia, se rompió en menos de una semana.

Rajoy, viernes tras viernes encaminaba reformas más o menos papulares hasta que comenzaron a acumularse su propios errores, propiciados seguramente por un desgaste demasiado severo para llevar tan solo unos meses al frente del Gobierno. Rajoy retrasó unos presupuestos más urgentes que nunca y restituyó la deducción por vivienda contrariando a Bruselas, a quien, a la par echaba un pulso para obtener margen de política económica retrasando el objetivo de déficit. Pero el controlador no da márgenes sin saber planes futuros –aunque ni siquiera sepa gestionar los suyos propios- y cuando se aprobaron los presupuestos ya era demasiado tarde: además de perder las elecciones andaluzas, ahora eran las propias comunidades autónomas con 20 años de gobierno del PP las que declaraban oculto  más de 3.000 millones de déficit.

Unas semanas más tarde el escándalo de Bankia comienza a abrir el expediente de su propia herencia y una turbulencia financiera cuyos efectos, a escala nacional, podríamos comparar con los generados tras la caída de Leman Brothers. A tanto llegaron que finalmente no hubo otra salida que pedir un rescate que era muy bueno al principio, hasta que mientras nuestro Presidente “dejo de presionar” para volver a jugar al escondite mientras los ciudadanos escuchábamos como todo el mundo le desmentía. Habría contrapartidas, y sería más bien pronto.
Europa: tarde, mal y nunca, y el Presidente tras la barrera: sólo. España no podría tener peor escenario en cuanto a circunstancias y actores políticos. Cumbre tras cumbre, decisión tras decisión, Europa se encomienda a unos mercados que quieren devorarla sin darse cuenta de que tal y como están las cosas, solo la unidad y firmeza del proyecto europeo puede salvarnos. Joder que cosas digo a veces, eso con Grecia ya quedó en entredicho y nosotros parece que vamos por el mismo camino. 

Cuando anteayer nos concedieron un año más de margen para atajar el déficit  Rajoy podía elegir priorizar el crecimiento de la actividad para obtener ingresos o seguir recortando gastos cercenando ese crecimiento. Entonces Bruselas le demostró a Rajoy que sus absurdos mantras impuestos por Merkel y el FMI son más fuertes. Del “yo he presionado para conseguir este rescate tan bueno” o las llamadas de atención al BCE al “los españoles no tenemos libertad de elección […] no hay más remedio”. Tendrán ustedes que soportar más IVA y menos prestaciones por desempleo entre otras lindezas. 

Rajoy, el aficionado a la soledad cuando estaba en la oposición se ha vuelto a abonar a la misma en el Gobierno haciendo pensar que todavía cree que su sola presencia al frente del Gobierno basta para que España tenga otra consideración dentro y fuera. Ayer Rajoy firmó su 12 de mayo de 2010 particular en relación al día en que Zapatero se vio sometido definitivamente a los dictados externos. No recuerdo una contestación del Presidente a ninguno de los grupos que se ofrecieron a firmar con el un pacto de Estado. Dice una canción que parece ser que la única utilidad de refugiarse continuamente en el pasado es precisamente la de quedarse atrás. 

¿En serio no queda otro remedio?

3 comentarios:

Roberto dijo...

Buen artículo. ¿Cuánto tendrá que caer más la economía para que alguién se preocupe del empleo y el crecimiento?

Esteban Martínez dijo...

El problema no es la caída de la economía, son los sacrificios añadidos que están pidiendo a quienes se lo piden.

¿Solo a los desempleados? ¿A los consumidores? (Por cierto, a los que pagan, porque se sube el IVA porque hay gente que no paga impuestos: aquella que puede asumir el coste de no hacerlo)

En serio no vamos a meter mano a la Administración de verdad.... ¿Para qué queremos diputaciones?

Y no vamos meter mano a las grandes fortunas, que está claro que no lo vamos a hacer...bueno pues entonces lo normal es que la gente se queje. Es que ni una sola medida para que paguen más aquellos que más tienen. Ni una sola.

Roberto dijo...

Pero es que todo este debate nos hace olvidar como demonios salimos de esta. Claro que es un problema pedir sacrificios a las familias pero el problema más gordo es que haya o no sacrificios la economía decae y con la política de Rajoy pues es todavía y eso repercute en mayores problemas para familias y empresas. Si no atajamos el problema del crecimiento y el empleo dudo mucho que España tenga algún futuro.