El panorama político que podemos leer en los periódicos o ver en la tele ultimamente es desolador. El "Caso Gürtel", "Faisán" "Pretoria" "ERES" nos sitúan en un campo de batalla que no es tan real como medios de comunicación y partidos transmiten. La situación es grave no tanto por la existencia de casos de este tipo, sino porque el campo de batalla de la política parece haberse desplazado desde el Parlamento hasta la Justicia.
De esta forma los ciudadanos nos convertimos en juzgado popular de imputados que solo responden a dos tipos de adjetivos "culpable" o "inocente", desplazándo la cualidad del resto de políticos hacia ese mismo campo de arena, haciéndo responder a la mayoría de problemas que no afectan más que a una minoría.
Ahora, el problema real no es este. A nadie se le escapa que si la ley, la que sea y por quien sea, se incumple se puede y se debe acudir a las leyes y al derecho, en definitiva, a los tribunales de justicia para comprobar el respeto a las normas de convivencia común. El problema es que el lenguaje que usan a veces es pernicioso para la convivencia, y en este caso prefiero no incluirme, porque me refiero a determinados caneles de televisión y algunos periódicos: es una nueva cultura del odio al diferente y al contrario. Es un verdadero peligro y tenemos que darnos cuenta que hay mas cosas que, como españoles y ciudadanos, nos unen que nos separan.
En mi caso, no encontrarán en este blog ninguna muestra de falta de respeto e intolerancia hacia el contrario. Ahora, por ello no soy menos contundente que quienes tienen en su boca palabras llenas de odio...
De esta forma los ciudadanos nos convertimos en juzgado popular de imputados que solo responden a dos tipos de adjetivos "culpable" o "inocente", desplazándo la cualidad del resto de políticos hacia ese mismo campo de arena, haciéndo responder a la mayoría de problemas que no afectan más que a una minoría.
Ahora, el problema real no es este. A nadie se le escapa que si la ley, la que sea y por quien sea, se incumple se puede y se debe acudir a las leyes y al derecho, en definitiva, a los tribunales de justicia para comprobar el respeto a las normas de convivencia común. El problema es que el lenguaje que usan a veces es pernicioso para la convivencia, y en este caso prefiero no incluirme, porque me refiero a determinados caneles de televisión y algunos periódicos: es una nueva cultura del odio al diferente y al contrario. Es un verdadero peligro y tenemos que darnos cuenta que hay mas cosas que, como españoles y ciudadanos, nos unen que nos separan.
En mi caso, no encontrarán en este blog ninguna muestra de falta de respeto e intolerancia hacia el contrario. Ahora, por ello no soy menos contundente que quienes tienen en su boca palabras llenas de odio...
0 comentarios:
Publicar un comentario