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YO SÍ QUIERO EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANIA

martes, 31 de enero de 2012


Hoy se ha anunciado la intención del Gobierno de derechas de eliminar del currículum educativo la asignatura de Educación para la Ciudadanía y su sustitución por otra “más acorde a los contenidos Constitucionales y que no impida la libre elección de los padres por la educación de sus hijos”. Esta noticia la he acogido con estupor y rechazo, no solo porque ya existe una sentencia del Tribunal Supremo que niega esos argumentos; y tampoco solo porque fuera una petición de instituciones europeas ante la escasa formación en valores cívicos de la que adolecía el sistema educativo español. En realidad el rechazo ante de esta medida del Gobierno viene más marcada por la defensa de la asignatura tal y como estaba.

¿Por qué tal y como estaba? En primer lugar porque, quien haya leído o haya visto un libro de EpC no podrá encontrar en él ni un solo contenido que no fuera pactado con la totalidad de la comunidad educativa conformada en 2006, incluidos los colegios concertados católicos. En segundo lugar porque, tampoco se podían encontrar en los contenidos otros principios o valores que no estuvieran ya inmersos en la propia Constitución Española. ¿Acaso no enseñaba la asignatura que todos somos iguales ante la ley? ¿O que nadie debe sufrir discriminación por razón de su ideología, conciencia religiosa, raza, género u orientación sexual?

Es precisamente la sexualidad el tema que más rechazo generó en su momento. ¿Podían los colegios católicos aceptar la homosexualidad como un hecho normal? ¿Cometió el Gobierno un error consensuando dichos contenidos? ¿A quién debía adaptarse la ley: a la minoría social que todavía no concibe la existencia del hecho de la homosexualidad o a la mayoría social que es tolerante?

El Gobierno actuó con la máxima prudencia ante cualquier tema delicado y se encontró con una oposición política y social conservadora y católica que rechazaron la asignatura amparándose en que “era una materia para que las elecciones las ganara siempre el PSOE”, porque contenía poco menos que su ideario. Difundir esa opinión era la mejor manera que tenían y que encontraron para criminalizar la enseñanza de valores con los que, en realidad, pocas veces estuvieron de acuerdo. ¿Atención a la diversidad? ¿Derechos sociales? ¿Civismo? ¿Tolerancia? ¿Pluralismo? ¿Familias diversas? A estas alturas está claro que para la jerarquía, no todos somos hijos del señor.

Pero en realidad hay un motivo mucho más profundo para defender esta asignatura. ¿Qué es la calidad de la enseñanza? ¿Saber muchas matemáticas, muchas ciencias o mucha historia? ¿Se define la educación como el conjunto de materias impartidas durante las distintas etapas educativas? Considerar que la calidad de la enseñanza está relacionada únicamente con los resultados es un argumento tan manido y antiguo como erróneo y retrógrado. Cuando tenga hijos no quiero que sean unos tipos inteligentes sin valores humanos. Los valores que enseñaba esta asignatura eran tan útiles o más que utilizar las formas de cálculo con soltura. Cuando tenga hijos, además de que sepan valorar sus propios resultados, quieron que sepan relativizar los logros de sus compañeros atendiendo a que puedan tener dificultades en el estudio. Y si soy padre, tendré muy en cuenta aquellos centros donde haya un amplio número de profesores por alumno, que atiendan debidamente las necesidades de todos y cada uno a la vez que integran al conjunto. La calidad de la enseñanza está relacionada tanto con los resultados como con la metodología utilizada, así como con los valores del propio sistema y su asunción por parte de la comunidad educativa. Sin Educación para la Ciudadanía perdemos la única oportunidad que habíamos construido hasta ahora para vertebrar el sistema entorno a una educación útil gracias a aquellos valores cívicos que permiten el asentamiento de las democracias.

3 comentarios:

Roberto dijo...

Yo, he sido durante mucho tiempo contrario a Educación para la Ciudadanía. Pero dandole vueltas al tema he comprendido que no es una asignatura mal pensada. Creo que una educación en valores es muy importante. Claro, que el problema está en que los valores no son ni mucho menos universales. Y entonces me surge la duda. ¿Educación para la Ciudadanía sí y religión católica no? ¿Cuál es la razón para defender una cosa y otra no cuando ambas hablan de valores? Qué conste que yo creo que religión no debería ser una asignatura del currículo escolar pero tengo la duda de porque incluimos una asignatura de valores y otra no. Es un tema delicado, ponerse agresivos con las escuelas católicas puede ser algo negativo porque ellos mismo te pueden saltar diciendo que su opción es la verdadera y la tuya es la ``ideologizada´´. Normalmente desde el otro lado se contesta lo mismo pero a la inversa. Y tiene toda la lógica pues si tu asumes unos valores lo que no puedes es creer que los de otros valen. Claro, existe la tolerancia pero eso implica que tanto Educación para la Ciudadanía como religión deberían ser permitidas. Pero desde uno y otro lado parece que no es algo posible. Yo creo en que Educación para la Ciudadanía tiene preferencia puesto que resume un conjunto de valores que en su mayoría son aceptados por todos y porque la religión es un asunto muy personal y aunque propugne valores es algo que quizás esté mejor dentro de su ámbito que en una educación pública. Pero aún así mantengo la duda. Yo mismo soy católico y no me parece un escándalo casi nada de lo que hay en Educación para la Ciudadanñia pero si me preocupa que discrimando podamos cometer un error que lleve a un revanchismo peligroso al otro por eso tengo dudas.

Esteban Martínez dijo...

Hola Roberto,

El primer error para responderte a la pregunta que intentas responderte creo que es sencillamente creer que Religión o Educación para la Ciudadanía son asignaturas "complementarias".

Pensar así es darle la razón a quienes estratégicamente las han querido comparar para eliminar la segunda sobre la primera.

Y es fácil contestar a esa pregunta que te haces. Yo suelo responderla desde el siguiente punto de vista:

- La educación para la ciudadanía enseña valores (como la religión, si) pero valores que nos afectan a todos porque están contenidos en LA LEY. Dichos valores tienen un origen, unos histos, hitos por los que se explica la asunción de dichos valores; causas y consecuencias. Pero lo más importante es que dichos valores someten a todos por igual. Si tu no aceptas los valores implícitos en la constitución y como consecuencia tu conducta te lleva a infringir una ley en la que se te prohibe, por ejemplo, despedir a una mujer porque se ha quedado embarazada o pegar a un homosexual por su condición o distribuir pornografia infantil o discriminar negando el derecho a la vida a alguien que se siente distinto que tu, serás condenado por un delito. Por eso se enseña la igualdad entre hombres y mujeres y demás valores de la asignatura de Educación por la Ciudadanía, porque está en la ley que todos somos libres e iguales y hay que fomentar conductas socialmente positivas.

- Claro, la religión contiene valores. Valores que individualmente todos somos libres de aceptar o no pero cuyo no cumplimiento no tiene consecuencias legales. Es decir, es verdad que algunas religiones enseñan valores como la tolerancia, pero el cumplimiento de una sanción por transgredir dicho valor no se tipificará por la biblia sino por una Ley del Código Penal aprobada por un Parlamento democrátiacamente elegido.

¿Cómo puedo yo controlar el buen uso de los valores religiosos? Tú, como yo, seguro que conoces sacerdotes a los cuales es dificil no respetar por su conducta. Pero hay muchos que haciendose valer por la palabra de Dios hacen todo menos cumplir sus designios.

Por otra parte la religión se basa también en creencias místicas. ¿Puede alguien obligarme a mi a creer en Dios o inducirme a ello? ¿Quizá podrían darme a elegir entre varias creencias y yo elijo la mejor? Fijate que a mi eso hasta me parecería más justo, aunque no deja de ser una cosa inimaginable ni siquiera dentro de un siglo.

En fin, no se si me he explicado con claridad. Espero que te quede claro.

En cualquier caso, como siempre, mil gracias por tu fidelidad a este blog

Un abrazo!

Roberto dijo...

La verdad es que has respondido plenamente a mi pregunta y comulgo totalmente con lo que has dicho.
Y sí hay sacerdotes para todos los gustos, pero de todas formas eso de explicar las creencias y me quedo con la mejor no es tan fácil, a la hora de creer o no creer yo opino que es un proceso muy complejo y no es como un mercado, influyen bastantes cosas. Pero como te he dicho me has resuelto totalmente la duda y tienes toda la razón.

De nada.