Nadie podría negar ahora la existencia de una grave crisis en España, pero, por extensión también a nivel mundial. Como bien nos han hecho ver a lo largo de estos casi dos años desde que estallara la crisis financiera, “estas cosas afectan de manera diferente en función de las circunstancias de cada país. La del nuestro y no es por ser agorero, es mucho más grande por cuanto el poder político no es capaz de elaborar una estrategia consensuada para salir de la misma y para articular todo un sistema de organización social y económica que permita superar y aprender del momento que vivimos.
¿Cuál es el momento en el que vivimos? Ya hemos dicho que vivimos ante una grave crisis económica y social, pero en el análisis nos quedaríamos cortos si solo alcanzáramos a diagnosticarla a través de la alta tasa de paro que sufre nuestro país, lo que obliga al Estado a hacer un enorme esfuerzo de gasto público. Para hablar de crisis social es necesario analizar todo el sistema, incluido el político porque es en su marco en el que se toman las decisiones fundamentales para cambiar el marco de convivencia y acción social. Hay que hablar también de una crisis en la mentalidad que nos ha traído hasta este camino.
La crisis económica es una prueba perfecta a nuestra clase política. Es un contexto que obliga a los políticos a buscar soluciones sin prisa pero sin pausa llegando a pactar toda una estrategia nacional con un contenido concreto de medidas políticas, sociales y económicas que nos permita decir a la salida de la crisis que hemos hecho los deberes.
España tiene muchos retos en la economía porque ha crecido gracias a las rentas proporcionadas de manera intensiva por el negocio de la construcción. Pero aquello se acabó y esos sueños dorados no se harán realidad y es por eso por lo que se necesita cambiar. No porque lo verde y sostenible sea ahora la moda. La construcción no ha sido tanto el mal que causó la crisis por muy hinchado que estuviera el negocio sino, en nuestro caso, el medio más expuesto a la misma gracias a un sistema económico excesivamente liberal y a una política monetaria expansionista. Ahora bien, la crisis se origina en el sistema financiero pero la crisis que viven los ciudadanos es la que hay que atender. Y claro, mientras los países de nuestro entorno se ponían las pilas, en España todavía estábamos buscando al culpable de la crisis. Y ahora, sin tener los deberes hechos, estamos buscando ansiadamente la recuperación. Y mientras tanto…¿Qué se ha hecho con el reto de España en materia de productividad laboral?, ¿tenemos ya una economía más verde y sostenible?, ¿hemos atado al sistema financiero para que no se nos desboque gracias a las maravillas de la globalización y vamos a apoyar una especie de Tasa Tobin?, ¿hemos solucionado el problema de la dualidad laboral y la alta tasa de paro?, ¿vamos a acordar un sistema fiscal acorde a los tiempos que corren y mediante un gran pacto?, ¿hemos aumentad el presupuesto de I+D+i y evaluado su implementación a nivel público y en el sector privado?
Con respecto a la crisis política y de mentalidad me gustaría ir por orden pero la verdad es que no sé muy bien si es la crisis política la que causa la crisis en la mentalidad ciudadana o es la crisis en la mentalidad ciudadana la que motiva la crisis política. Estoy seguro de que la cosa es compleja y por eso acabaré diciendo que ambas cosas se retroalimentan.
Ya hemos visto que hay muchas cosas por hacer, muchos deberes todavía que presentar y poco tiempo para solucionarlos. Si un ciclo alcista de actividad económica motivada por la solución del problema financiero llega sin que todos estos deberes estén hechos al final nos la volveremos a pegar y más gorda. Este debería de ser el pensamiento general y no aquel que propician los medios de comunicación y los partidos políticos. Actualmente nos debería preocupar la unidad y la cohesión social frente a la crisis y si los partidos no han sido capaces de fomentar durante la bonanza dicha cohesión social, ahora la desunión se vuelve contra el sistema. ¿Cuál es la crisis en la mentalidad ciudadana? La crisis en la mentalidad viene determinada por la cultura política de nuestro país. Los jóvenes todavía poco curtidos como yo, se limitan a decir que Zapatero es un desastre y los adultos todavía agraviados por pasados oscuros hacen algo parecido. Pero tenemos toda una generación de demócratas trabajadores que se merecen atención por parte de todos y no deberíamos estar a verlas venir diciendo si el culpable es aquel o el de allá sino exigiendo a nuestra clase política soluciones globales más allá de nuestro propio rasero.
Aunque es difícil actuar en consecuencia siendo ciudadano en una democracia partidista en la que el rédito electoral está por encima de la ética y la moral, del pensamiento de lo justo y de lo injusto a la hora de tomar decisiones. No dar soluciones ahora es mejor si se desgasta al Gobierno, un gobierno en minoría por cierto y que por sí mismo no hace nada salvo que legisle por Real Decreto. Esta teoría taurina la he expuesto muchas veces en este blog pero la repito para quien no la haya leído. Con un Gobierno en minoría la oposición tiene dos caminos:
1. Arrimar el hombro, hacer de la necesidad virtud y buscar en la debilidad del Gobierno un instrumento para sacar adelante las políticas que se crean eficaces.
2. Arrinconar al Gobierno contra las tablas, picarlo y banderillearlo hasta poderle dar una estocada final.
Esta claro que la oposición que padecemos se la ha jugado a la segunda y le da pavor acercarse al Gobierno para aconsejarle y se limita únicamente a las funciones de control de modo que las consecuencias más visibles de esta estrategia son por un lado escenificar su debilidad y soledad a todas horas, y por otro hacer posible que nada de lo que tenga que ver con la crisis afecte a la oposición y ésta pueda presentarse como la solución única a todos los problemas.
Y volvamos, para finalizar, a la conciencia ciudadana. ¿El problema es el Gobierno o el problema es quien está dispuesto a hacer los deberes que en forma de preguntas hacía más arriba? ¿Qué puedes hacer tú, ciudadano responsable, por cambiar las cosas? ¿Acaso no somos una democracia avanzada?
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