Vergüenza
martes, 25 de mayo de 2010
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Momentos históricos
viernes, 14 de mayo de 2010
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Etiquetas: crisis, Democracia, Zapatero
No hay alternativa
miércoles, 5 de mayo de 2010
El miedo es el peor aliado de la recuperación económica y tenemos que combatirlo porque en ello nos va la vida. Esta crisis empezó como crisis de desconfianza. Y confianza es de lo que tenían hoy que impregnar el Presidente del Gobierno y el Líder de la oposición. La lección de confianza la inició ayer el Presidente del Gobierno llamando a que las críticas y opiniones vertidas hacia España se funden en “datos concretos” y no en rumores y especulaciones. Esta es una idea que hay que defender por encima de cualquier signo político, porque no está fundada en datos oficiales sino en intereses de quienes perdieron mucho dinero por su irresponsabilidad en el pasado y han visto recobrar su credibilidad en el acoso y derribo a Europa, y especialmente a las economías más débiles del sur, tales como Grecia, Portugal, España e Italia. Me refiero evidentemente a agencias de calificación, algunos fondos de inversión, etc.
El gesto de ayer de incredulidad de Rodríguez Zapatero, no es patético, como ha dicho esta mañana González Pons, sino lógico, pues para contrarrestar al “desánimo”, “falta de credibilidad”, “intereses” de los inversores (¿Quiénes son?) o de los mercados (¿Qué mercados?) no se necesitan más medidas, sino más bien gestos que tranquilicen a esos agentes impersonales. Agentes impersonales, mercados e inversores que, evidentemente, se guían por intereses económicos y el beneficio de sus acciones. Pero, más allá de esto, el Presidente hizo bien ayer en recordar que los datos no indican lo que los inversores piensan, por más que España, efectivamente, haya sido el país más castigado de la crisis en término de desempleo.
Los problemas de España se resumen en a eso: desempleo…
- Porque una alta tasa de paro implica un gran coste que el Estado Español debe hacer para pagar las prestaciones y subsidios de desempleo.
- Porque eso significa además que se está perdiendo poder adquisitivo y por tanto aumentan las personas a cargo de nuestro programas y servicios de bienestar y por tanto, aumenta el gasto.
- Porque ese desempleo y el coste para mantenerlo indican que hay menos actividad económica, y por lo tanto menos ingreso (ha bajado la presión fiscal del 38 al 32% entre 2007 y 2009).
- Porque la caída de la actividad implica recesión y sin actividad no hay empleo, sin empleo no hay renta, y sin renta no hay consumo y por tanto no hay recaudación y no hay crecimiento.
- Porque a todo esto se añade que esas personas sin empleo y esas empresas que no pueden crearlo no tienen acceso a financiación ni crédito que se acabó cuando se descubrió el agujero de la especulación financiera.
Cualquier Estado europeo tiene que comprometerse a mantener nuestro modelo social continental. Cuando el Presidente del Gobierno decía que estábamos mejor preparados que otros países solo decía media verdad: financieramente sí, porque el Banco de España hizo un buen trabajo y lo lleva haciendo desde hace años. Pero fiscalmente no, porque pretendíamos sostener un Estado del Bienestar con la presión fiscal más débil de casi toda Europa y la más baja de la OCDE. No podemos pretender mantener el Estado del Bienestar con una presión fiscal del 32% cuando Suecia, Francia, Dinamarca, Alemania la tienen por encima del 40%. Tan legítimo sería pues, ante esta situación, recortar gasto público y prestaciones sociales y adaptarlas a nuestra capacidad de ingreso, así como mantenerlas incrementando los impuestos. Nosotros creemos en el Estado del Bienestar y tenemos que defenderlo a capa y espada, pero tenemos que ser coherentes y saber que tenemos que elevar nuestra presión fiscal y mantenerla, hacerla estable.
Porque uno de nuestros peores problemas es ese. El crecimiento español estaba basado, en primer lugar, en la falacia liberal de reducir los impuestos para aumentar la actividad económica y de esta forma compensar y mejorar el efecto sobre la recaudación de impuestos y, de esta forma, mantener el Estado Social y del Bienestar. Pero sin actividad, las reducciones de impuestos ha producido que el suelo de nuestra presión fiscal sea mucho más bajo y esa es la explicación fundamental de nuestro actual déficit, más allá de que también se considere necesario (y lo considero) reducir gastos absurdos. En segundo lugar, el crecimiento estaba basado en un sector económico, la construcción, intensivo en mano de obra (administración de empresas, oficiales, albañiles, estudios de arquitectura, aparejadores, fontaneros, carpinteros, y todos los gremios que ustedes se pueden imaginar) y, sobre todo, en capital (créditos y préstamos hipotecarios a empresas y a consumidores) con el que en muchas ocasiones se ha especulado a espuertas, entre otras cosas porque los ayuntamientos vivían de los dos impuestos fundamentales para ellos en estos últimos años: Impuesto sobre Bienes Inmuebles e Impuesto sobre la Recalificación de los Terrenos. Nuestro crecimiento era vigoroso a la vez que volátil, y de ahí el derrumbamiento del ingreso, el incremento del gasto y el debilitamiento de nuestras cuentas públicas.
España, por tanto, no tiene otra alternativa que crecer cuanto antes por los siguientes motivos:
- Para aumentar la recaudación que, junto con la contención del gasto, nos posibilita reducir nuestro déficit público.
- Esa reducción del déficit aminora la carga de deuda.
- Crecer nos acerca a la creación de empleo.
Me extiendo hoy más que otras veces porque creo que es necesario que se sepa que España sabe lo que debe hacer, lo sabe el Presidente y lo sabe Mariano Rajoy. El problema es que a Mariano Rajoy se le ha escapado hoy una coletilla que verdaderamente sobraba, pero que ya ha repetido bastantes veces: “aquí hay una alternativa dispuesta a gobernar”. Sin embargo, por lo pronto, lo único que sabemos de Rajoy es que cuento peor le va a Zapatero, peor le va a él personalmente. Estoy por ver una encuesta en la que nadie confíe en Zapatero pero nadie más 1 confíe en Rajoy. Y del Partido Popular, lo que sabemos es que hay que hacer una reforma laboral, que no se sabe cual es, y reestructurar el sistema financiero. Sobre lo segundo hoy hay acuerdo Y ES MUY POSITIVO porque es el paso previo para que fluya crédito. Sobre lo primero tiene que haberlo cuanto antes y sino el Gobierno actuará, porque ya ha dicho que lo hará.
Hay otras cosas que dice Rajoy que son ciertas. Que el tiempo se ha acabado: es verdad, pero hace mucho que se acabó. Que España tiene serios problemas: y es verdad, los tiene (recesión, paro y por tanto déficit; por este orden). Pero no hay alternativa al Gobierno de Zapatero si el Partido Popular no arrima el hombro y muestra sus cartas.
Los Gobiernos se equivocan y los Presidentes también. Zapatero y el Gobierno minusvaloraron la crisis, es verdad. Pero si el Partido Popular, con su indefinición o sus críticas pretenden darle más valor a los rumores especulativos que a su propio Gobierno tenemos un problema señores, y grave. Me hubiera gustado oír a Rajoy que el Presidente del Gobierno, como Presidente de Turno del Consejo Europeo, tiene todo su respaldo para que el viernes, cuando el Eurogrupo se reúna para defender Europa y al Euro, haga valer el proyecto de integración europea, el modelo social europeo y la moneda única. Gestos, palabras, algo que nos haga pensar que realmente piensa en salir de la crisis y no entrar en la Moncloa por la vía rápida.
Porque España es solamente un retrato de las diferencias entre los países europeos. No somos Grecia, como tampoco somos Alemania o Francia. Pero España es también un ejemplo de los beneficios y las virtudes de la integración Europea, del Euro, de la PAC, de los fondos de cohesión, de los fondos estructurales. En fin, la UE es la envidia de otras muchas organizaciones regionales como la Unión Africana, MERCOSUR, ASEAN, y otras tantas, que no han logrado esa integración y ese espacio de libertad y BIENESTAR que juntos somos capaces de hacer los Europeos. Rajoy y el Partido Popular nos vendieron que España estaba a la cabeza de las ayudas europeas, que aportaron casi un 1% de crecimiento al PIB durante su periodo de Gobierno. ¿No valoran lo que está en juego?
¿Vamos a aceptar ahora que vengan agencias de calificación, fondos soberanos y otros entes impersonales a decirnos lo solventes o no solventes que somos y a condicionar de esa forma nuestra capacidad de hacer frente a pagos de deuda, etc? ¿No íbamos a reformar el capitalismo para ajustarlo a un control y regulación de los Estados para evitar la especulación, según Sarkozy? Puede que haya alternativas para este Gobierno, pero desde luego, estoy en capacidad de afirmar que hay múltiples alternativas para esta oposición. Quizá lo que debiéramos hacer, es tomarnos más en serio las encuestas del CIS, que dicen que la tercera preocupación en España es la baja calidad de nuestra clase política.
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Esteban Martínez
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