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Ortega y la crisis política...

jueves, 5 de noviembre de 2009

“El Estado tradicional, es decir, la Monarquía, se ha ido formando un surtido de ideas sobre el modo de ser de los españoles. Piensa, por ejemplo, que moralmente pertenecen a la familia de los óvidos, que en política son gente mansurrona y lanar, que lo aguantan y lo sufren todo sin rechistar, que no tienen sentido de los deberes civiles, que son informales, que a las cuestiones de derecho y, en general, públicas, presentan una epidermis córnea. Como mi única misión en esta vida es decir lo que creo verdad, -y, por supuesto, desdecirme tan pronto como alguien me demuestre que padecía equivocación-, no puedo ocultar que esas ideas sociológicas sobre el español tenidas por su Estado son, en dosis considerable, ciertas. Bien está, pues, que la Monarquía piense eso, que lo sepa y cuente con ello; pero es intolerable que se prevalga de ello. Cuanta mayor verdad sean, razón de más para que la Monarquía, responsable ante el Altísimo de nuestros últimos destinos históricos, se hubiese extenuado, hora por hora, en corregir tales defectos, excitando la vitalidad política persiguiendo cuanto fomentase su modorra moral y su propensión lanuda. No obstante, ha hecho todo lo contrario. Desde Sagunto, la Monarquía no ha hecho más que especular sobre los vicios españoles, y su política ha consistido en aprovecharlos para su exclusiva comodidad. La frase que en los edificios del Estado español se ha repetido más veces ésta: «¡En España no pasa nada!» La cosa es repugnante, repugnante como para vomitar entera la historia española de los últimos sesenta años; pero nadie honradamente podrá negar que la frecuencia de esa frase es un hecho.”

Seguramente muchos hayan leído algún fragmento del famoso artículo de Ortega, “Delenda est Monarchía”, aunque más comúnmente se conoce como “El error Berenguer”. Evidentemente, aquellos tiempos pasaron y esta monarquía no es la misma que la alfonsina. Al menos, nuestro Rey no quiso apoyar un golpe militar y no se ha convertido en el cómplice de una dictadura política. Podremos ser republicanos o monárquicos. Yo que soy abstencionista en este aspecto quiero utilizar este texto porque creo que es contemporáneo a nuestros tiempos actuales, solo que la crisis a la que nos enfrentamos nosotros es más social y económica, pero también es, precisamente por ésto, política.

No tengo mucho más que añadir a lo que dice Ortega salvo que para comprender el texto es necesario que no pensemos en la Monarquía. Pues, por aquellos entonces, el Rey, como Jefe del Estado, tenía la capacidad de nombrar y cesar Ministros, e incluso de hacer la guerra. Hoy vivimos en un sistema político representativo moderno, competitivo y más abierto. Pero podría serlo más, desde luego. Y esa responsabilidad política y participativa, recae fundamentalmente en nosotros como ciudadanos y en los políticos como representantes. Solo una sociedad civil democrática puede mantener a un Estado Democrático pero, sobre todo, solo un Estado Democrático puede mantenerse si tiene una sociedad civil democrática.

Pensemos entonces qué mensaje nos mandan nuestros políticos cuando comenten actos corruptos, cuando no posibilitan la libertad de expresión dentro de sus partidos o cuando no fomentan la asociación de ciudadanos en la defensa de los intereses propios y comunes. Tenemos un Estado que permite la asociación, es más, es un derecho fundamental. Pero no tenemos, genéricamente hablando, una conciencia democrática plenamente desarrollada ni somos capaces de exigir comúnmente lo que es nuestro. Quizá ni siquiera sepamos qué es nuestro, o más bien, no valoramos hasta que punto tenemos una democracia con unos instrumentos específicos. No reclamamos participar. Y votar cada cuatro años no es toda la democracia.

Precisamente por eso, siguiendo a Ortega, deberíamos tener una clase política que no aspirase a crear ciudadanos desinformados, o individuos sin relaciones sociales basadas en exigencias políticas comunes. No pueden valerse del argumento anterior. No somos tontos. Los derechos individuales de por si están desprotegidos en muchas ocasiones frente a la maquinaria burocrática o empresarial. Los partidos políticos responden cada vez menos a una ideología concreta y a una diferenciación clara. Los sindicatos están excesivamente institucionalizados en el sistema. La defensa de los derechos políticos, civiles o sociales se entiende ahora de una manera más laxa e individualista.

Por eso, Ortega acababa criticando la continuidad de Berenguer, allá por 1930, porque el poder veía la práctica política de su tiempo como algo normal y para Ortega, España estaba, de esta manera, desvertebrada.

Quiero acabar de nuevo con Ortega, así que os dejo leer como acaba su artículo. Y a partir de ahí, saquen ustedes sus propias conclusiones.

“Y como es irremediablemente un error, somos nosotros, y no el Régimen mismo; nosotros gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos que decir a nuestro conciudadanos: ¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo!”

Alta Política

martes, 3 de noviembre de 2009

Casi nadie está de acuerdo en lo que éste término significa. La verdad es que no he encontrado un consenso sobre el mismo pero si se intuye lo que se quiere decir al usar estas palabras. Monserrat Nebrera, hoy un cadáver saliente del PP Catalán, se refería en su blog a la alta política de la siguiente manera: <<“alta política” por referirme de algún modo a lo que se suscita en torno a una contienda electoral, al modo de pretender captar el voto, a la vorágine de los pactos “post”, cuando nadie ha resultado sobradamente respaldado.>>

Otros contestan que “alta política” se refiere a la calidad del debate, haciendo alusión a los contenidos sobre los que nuestros representantes debaten ante la perpleja mirada de la opinión pública, encargada luego de reflejarlos en la sociedad.

En definitiva, podríamos señalar que la “alta política” la desarrollan actores, generalmente representantes de los ciudadanos en un contexto con temas políticos capitales para la buena marcha de un país, y cuya resolución condicionará la confianza de la opinión pública en las instituciones donde ésta se desarrolla. Si tomáramos por buena esta definición que os propongo, podría servirnos de base para analizar al actual situación política. Y por supuesto, nos daría mucho pié para criticar con dureza el sistema actual.

A pesar de que el sistema de “geometría variable”, es decir, la necesidad del grupo mayoritario de establecer pactos puntuales, podría dar lugar a una ferviente actividad en los pasillos de nuestras Cortes, el clima político impide esta actividad. El Gobierno, con pocas posibilidades de sacar adelante sus medidas sino es a fuerza de sudar sangre, padece una oposición con pocas ganas de negociar. Aun así, logrará sacar los presupuestos y otras leyes como la del aborto.

Pero lo mas preocupante de todo es la calidad del debate. Al señalar Nebrera que la alta política se practica únicamente entorno a una disputa electoral podríamos concluir que ni siquiera el actual contexto ha producido alta política. Podríamos asistir actualmente a debates de contenido en el Congreso para solucionar la crisis económica y sin embargo llevamos meses escuchando lo mismo. “Lo peor de la crisis puede estar pasando” dice hoy Leire Pajín, quien parece llegar con retraso porque ya en Mayo el Presidente anunció “que podemos decir que lo peor de la crisis ha pasado ya”. Peor están en el Partido Popular, donde ya no sabemos si Rajoy manda de verdad o no, y donde Esperanza Aguirre ha vuelto a dar la nota con algo que le permita seguir disputándole el liderazgo a largo plazo. Y además, su máxima en oposición es “yo les apoyo, pero si hacen lo que yo digo”. Y mientras tanto lo de hacer alta política y arrimar el hombro, se les ha olvidado a todos. Considerar la alta política como el momento electoral sin mayoría no debería llevarnos a renunciar a la responsabilidad de la consecuencia (el Gobierno en minoría) frente al contexto (la crisis económica). Muchos políticos, y especialmente los conservadores, dicen ser los herederos de ese gran pacto colectivo del olvido al que llamaron “transición”, protagonizado por el “consenso”, que fue la máxima expresión de la alta política frente a la crisis del momento, desarrollando un Plan de Estabilización que conocemos como “Los Pactos de la Moncloa”. Quien bien nos vendría ahora ese espíritu.

Y sin embargo, creo que desde el mismo 10 de Marzo de 2008, el PP solo piensa en las futuras elecciones.

LA CRISIS SOCIAL

miércoles, 14 de octubre de 2009


Nadie podría negar ahora la existencia de una grave crisis en España, pero, por extensión también a nivel mundial. Como bien nos han hecho ver a lo largo de estos casi dos años desde que estallara la crisis financiera, “estas cosas afectan de manera diferente en función de las circunstancias de cada país. La del nuestro y no es por ser agorero, es mucho más grande por cuanto el poder político no es capaz de elaborar una estrategia consensuada para salir de la misma y para articular todo un sistema de organización social y económica que permita superar y aprender del momento que vivimos.

¿Cuál es el momento en el que vivimos? Ya hemos dicho que vivimos ante una grave crisis económica y social, pero en el análisis nos quedaríamos cortos si solo alcanzáramos a diagnosticarla a través de la alta tasa de paro que sufre nuestro país, lo que obliga al Estado a hacer un enorme esfuerzo de gasto público. Para hablar de crisis social es necesario analizar todo el sistema, incluido el político porque es en su marco en el que se toman las decisiones fundamentales para cambiar el marco de convivencia y acción social. Hay que hablar también de una crisis en la mentalidad que nos ha traído hasta este camino.

La crisis económica es una prueba perfecta a nuestra clase política. Es un contexto que obliga a los políticos a buscar soluciones sin prisa pero sin pausa llegando a pactar toda una estrategia nacional con un contenido concreto de medidas políticas, sociales y económicas que nos permita decir a la salida de la crisis que hemos hecho los deberes.

España tiene muchos retos en la economía porque ha crecido gracias a las rentas proporcionadas de manera intensiva por el negocio de la construcción. Pero aquello se acabó y esos sueños dorados no se harán realidad y es por eso por lo que se necesita cambiar. No porque lo verde y sostenible sea ahora la moda. La construcción no ha sido tanto el mal que causó la crisis por muy hinchado que estuviera el negocio sino, en nuestro caso, el medio más expuesto a la misma gracias a un sistema económico excesivamente liberal y a una política monetaria expansionista. Ahora bien, la crisis se origina en el sistema financiero pero la crisis que viven los ciudadanos es la que hay que atender. Y claro, mientras los países de nuestro entorno se ponían las pilas, en España todavía estábamos buscando al culpable de la crisis. Y ahora, sin tener los deberes hechos, estamos buscando ansiadamente la recuperación. Y mientras tanto…¿Qué se ha hecho con el reto de España en materia de productividad laboral?, ¿tenemos ya una economía más verde y sostenible?, ¿hemos atado al sistema financiero para que no se nos desboque gracias a las maravillas de la globalización y vamos a apoyar una especie de Tasa Tobin?, ¿hemos solucionado el problema de la dualidad laboral y la alta tasa de paro?, ¿vamos a acordar un sistema fiscal acorde a los tiempos que corren y mediante un gran pacto?, ¿hemos aumentad el presupuesto de I+D+i y evaluado su implementación a nivel público y en el sector privado?

Con respecto a la crisis política y de mentalidad me gustaría ir por orden pero la verdad es que no sé muy bien si es la crisis política la que causa la crisis en la mentalidad ciudadana o es la crisis en la mentalidad ciudadana la que motiva la crisis política. Estoy seguro de que la cosa es compleja y por eso acabaré diciendo que ambas cosas se retroalimentan.

Ya hemos visto que hay muchas cosas por hacer, muchos deberes todavía que presentar y poco tiempo para solucionarlos. Si un ciclo alcista de actividad económica motivada por la solución del problema financiero llega sin que todos estos deberes estén hechos al final nos la volveremos a pegar y más gorda. Este debería de ser el pensamiento general y no aquel que propician los medios de comunicación y los partidos políticos. Actualmente nos debería preocupar la unidad y la cohesión social frente a la crisis y si los partidos no han sido capaces de fomentar durante la bonanza dicha cohesión social, ahora la desunión se vuelve contra el sistema. ¿Cuál es la crisis en la mentalidad ciudadana? La crisis en la mentalidad viene determinada por la cultura política de nuestro país. Los jóvenes todavía poco curtidos como yo, se limitan a decir que Zapatero es un desastre y los adultos todavía agraviados por pasados oscuros hacen algo parecido. Pero tenemos toda una generación de demócratas trabajadores que se merecen atención por parte de todos y no deberíamos estar a verlas venir diciendo si el culpable es aquel o el de allá sino exigiendo a nuestra clase política soluciones globales más allá de nuestro propio rasero.

Aunque es difícil actuar en consecuencia siendo ciudadano en una democracia partidista en la que el rédito electoral está por encima de la ética y la moral, del pensamiento de lo justo y de lo injusto a la hora de tomar decisiones. No dar soluciones ahora es mejor si se desgasta al Gobierno, un gobierno en minoría por cierto y que por sí mismo no hace nada salvo que legisle por Real Decreto. Esta teoría taurina la he expuesto muchas veces en este blog pero la repito para quien no la haya leído. Con un Gobierno en minoría la oposición tiene dos caminos:

1. Arrimar el hombro, hacer de la necesidad virtud y buscar en la debilidad del Gobierno un instrumento para sacar adelante las políticas que se crean eficaces.

2. Arrinconar al Gobierno contra las tablas, picarlo y banderillearlo hasta poderle dar una estocada final.

Esta claro que la oposición que padecemos se la ha jugado a la segunda y le da pavor acercarse al Gobierno para aconsejarle y se limita únicamente a las funciones de control de modo que las consecuencias más visibles de esta estrategia son por un lado escenificar su debilidad y soledad a todas horas, y por otro hacer posible que nada de lo que tenga que ver con la crisis afecte a la oposición y ésta pueda presentarse como la solución única a todos los problemas.

Y volvamos, para finalizar, a la conciencia ciudadana. ¿El problema es el Gobierno o el problema es quien está dispuesto a hacer los deberes que en forma de preguntas hacía más arriba? ¿Qué puedes hacer tú, ciudadano responsable, por cambiar las cosas? ¿Acaso no somos una democracia avanzada?

Desinformación en EL MUNDO...

viernes, 2 de octubre de 2009

Señoras y Señores, el sensacionalismo del "principal periódico de la oposición", ese gran desinformador, nos ha vuelto a deslumbrar con su brillantez... ya tenían que sacar sus propias conclusiones precipitadas sobre el tema de la elección de Rio de Janeiro como ciudad organizadora de los JJ.OO de 2016 y la caída de Madrid. Lejos de criticar el proyecto, que incluso podría haber sido entendible si acaso hubieran mantenido una linea de pensamiento uniforme a lo largo de todo este periodo en que Madrid ha sido ciudad candidata, EL MUNDO ha preferido politizar el asunto y reducirlo al absurdo.

Ni que decir tiene que Madrid ha sido una gran candidata y aunque su presentación ha sido sin duda la mejor, hemos perdido y hemos perdido todos. Estoy completamente seguro de que la dirección del mundo tenía a un "click" las 10 razones para dar el no a Madrid y en otro "click" las razones para darnos el sí. A algunas cosas como esta se les llama OPORTUNISMO!

Voy a ir desgranando mi desacuerdo con este artículo, porque no quiero dejar pasar la ocasión de dejar en evidencia algunas intenciones oscuras de este diario digital:

1. Perfil bajo de las Estrellas. Dice que falta Pau Gasol y Rafa Nadal. Señores, eso no ha impedido que en la primera votación Madrid fuera la primera posicionada con 28 votos frente a los 26 de Rio. La apuesta de Madrid por el pasado, el presente y el futuro y por los juegos paralímpicos era un deber de toda ciudad candidata. La excelencia no solo la alcanzan los que salen más veces en la tele. Los juegos son de todos.

2. Rotación de Continentes: Norma no escrita. Puede ser verdad o no. Lleva funcionando 50 años pero casi 70 estuvo sin funcionar. Si no está escrita y si Madrid ha podido presentarse y llegar a la final es porque el Alcalde y la candidatura madrileña tuvieron el compromiso de que eso no iba a determinar la votación como, seguramente, así ha sido. Hay muchas más razones para explicar que los juegos se hayan ido a Rio.

3. Mediocridad Diplomática. Sinceramente, eso es puramente ganas de meterse con el Presidente del Gobierno y no hacer honor a la verdad. Si a los señores de EL MUNDO, Zapatero le parece mediocre, no pueden tildar a toda la delegación de tal cosa, pues teníamos la mejor. El Rey de España, El Presidente del Gobierno, La Presidenta de la Comunidad de Madrid, el Alcalde, El Vice Alcalde y muy muy muy importante: Juan Antonio Samaranch, presidente de Honor del COI.
En fin, decir que la delegción española era mediocre cuando ha sido la más completa sin duda es ganas de faltar a la verdad y decir tonterías por decir. A un periódico se le supone objetividad y rigurosidad informativa. Pero claro, no iban a dejar pasar la oportunidad de descabezar a ZP.

4. Falta de peso en el COI: En fin, como bien dicen ello, eso es simbólico....

5. Confusión con el Dopaje: Yo no sé si esta gente ha visto la presentación pero que yo sepa el Presidente del Gobierno, Zapatero, ha dicho que ese tema estaba subsanado y que se había aprobado un Decreto Ley que ponía al día este tema y ha mostrado documentos con la firma de todos los organismos internacionales competentes. Esto, puede ser un lastre, pero un tema subsanable de aquí a 7 años y por eso Madrid ha estado en la final, porque son temas secundarios.

6. Lo del entramado administrativo no lo conozco...pero vamos, con o sin entramado administrativo los juegos de Barcelona fueron los mejores organizados hasta entonces con el mismo sistema político, económico y territorial.

7. Fijaros que esto del video si que me parece más riguroso. Sin embargo, debo decir que Madrid ha hecho una gran presentación y la repetición de un video no es motivo para sepultar una candidatura. Quizá, eso si, hayamos nadado a contracorriente pero los criterios del COI son muy muy muy volátiles así que nunca se sabe con ellos.

8. Los últimos en salir de la crisis. Sinceramente, aunque seamos los últimos en salir de la crisis somos los primeros con una candidatura con el 80% de las obras licitadas o ejecutadas lo cual quiere decir que el esfuerzo económico que tenía que hacer España era mucho menor que el de Rio de Janeiro. Pero claro, como no iban a decir tal cosa estos señores, ¡Por qué morderse la lengua cuando puedes escupir el veneno!...En fin, la crisis económica hasta en la sopa. ¿Y si le damos la vuelta a la tortilla? Quizá podríamos haber hecho de la necesidad virtud y haber dicho que necesitábamos los juegos más que nadie para crear puestos de trabajo y dinamizar la economía. Y les voy a decir qué hubiera hecho el COI: No darnos los juegos. Con el victimismo no vamos a ninguna parte. Bueno, está muy de moda en EL MUNDO inventarse conspiraciones y falsificar documentos...podrían haber ayudado a la delegación a ocultar la realidad. Pero bueno, que les quede claro que según EL MUNDO, la culpa siempre la tiene ZP. Al final, por eso se parecen tanto al PP.

9. Eventos deportivos a la baja...En fin, yo aquí no sé que decir porque me parece una chorrada.

10. Barcelona demasiado cerca...Bueno, yo creo que directamente este punto se lo han inventado para que el total de los mismos fuera un número redondo (10). A ver, vamos a enseñar a contar a los miembros de EL MUNDO: 2016 - 1992= 24! Resulta que 24, ahora es menor que 12. Y yo que pensaba que las Matemáticas eran una ciencia perfecta....

La ignominiosa opinión pública

domingo, 27 de septiembre de 2009

En ocasiones pienso que soy excesivamente idealista. Todo me parece mal porque nada está conforme a los principios democráticos en los que creo. Sin embargo, cada vez que lo pienso acabo por darme cuenta de que no debo abandonar ahora mi ingenuidad, quizá sea demasiado pronto o quizá el destino me depare una precipitada e inevitable caída en la realidad.

Una de las cosas que más tristeza me produce últimamente es el tema de la prensa y la llamada opinión pública. Sepan ustedes que la opinión pública brilla en España por su ausencia si por ella definimos a la opinión vertida desde diferentes medios de comunicación. En todo caso se habla de “sectores” de opinión pública, algo que podría indicar pluralidad sino fuera porque en vez de regodearse en la riqueza de las opiniones se empeñan tozudamente en mostrarnos el sectarismo de las mismas. No quiero decir que todos los medios sean sectarios pero sí me llama la atención como no existe punto de encuentro entre los mismos en lo que a las cuestiones nacionales se refieren. En realidad dicho encuentro no es imprescindible pero sí sería aconsejable que por calidad democrática hicieran caso de algunas cuestiones que una “democracia consolidada” no puede obviar. Por ejemplo EL MUNDO está trabajando duro para quitarnos el velo de las mentiras de ZP, insistiendo en el tema de lo mucho que van a subir los impuestos y lo bueno que serían las recetas mágicas de sus amigos peperianos. Pero ni se acercan a pensar que esos brujos con recetas mágicas neoconservadoras son los mismos que están pendientes de sentencia en los tribunales por asuntos corruptos y que además, ya no pueden decir que sean aislados pues Mariano Rajoy se ha encargado de dejarse coger por los cojines de su orejero acercándose a apoyar públicamente a los presuntos. Y lejos de condenar esta conducta ha aspirado a convertirse en altavoz de las acusaciones de espionaje político sin prueba alguna. Se ve que Pedro J. Ramírez se ha tomado muy en serio el tema de las conspiraciones. ¿Tan difícil es caminar conforme a unos principios y aplicarlos de manera coherente?

Yo creo que esto no es un asunto que se quede en este medio, pues otros muchos han mostrado estos mismos síntomas en otras ocasiones. Sin embargo podríamos afirmar que esto es culpa de periodistas inexpertos o incompetentes aunque en realidad el gran culpable nunca es solo uno. Ninguna explicación a un problema –me han enseñado siempre- es monocausal. Políticos y Gobernantes tienen mucho que ver cuando saltan a la palestra para gritar en alto frases con gancho, golpes de efecto y discursos que hacen aprender a sus militantes a pies juntillas, sin más intención de que nadie se mueva y que hacen de la política española una de las más anquilosadas del planeta. Si eres militante de base corres el riesgo de no enterarte de por qué intereses se mueve –en ocasiones- el líder de turno. De ahí que todo el mundo tenga la ansiosa necesidad de ascender porque en política nadie quiere sentirse un tonto de baba y a algunos les parece que el único modo de evitar tal afrenta es mirar por encima del hombro a su contrincante.

Muchas cosas que cambiar, muchas cosas en las que madurar. España tiene todavía una democracia joven que necesita caminar hacia metas más humanas y honrosas. Lo decía un político de derechas hace no mucho tiempo y es lo que repito algunos días al leer los periódicos o ver las noticias: “Vaya tropa”

200 años después...

lunes, 21 de septiembre de 2009

1808. Año del levantamiento y del nacimiento de la primera revolución liberal en España. En esos años, los españoles andábamos en guerra contra los franceses y en guerra entre nosotros para decidir cual era el destino manifiesto de la nación española. El absolutismo, el liberalismo importado o el liberalismo nacional. Aparentemente ganó este último pero pronto de nosotros se apoderó aquel primero para enseñarnos que corona y catolicismo eran un cisma infranqueable y que el poder era cosa de uno. Sin embargo, el ejemplo de Madrid y su levantamiento contra los franceses es un hito en nuestra historia y una fecha que ha quedado grabada en todas nuestras artes, de la literatura, al cine, pasando por el teatro, la pintura e incluso la arquitectura.

2008: Se conmemoran los 200 años del levantamiento de Madrid. Esperanza Aguirre, fiel a sus creencias liberales celebra el primer asalto de la ideología liberal en España. Aquellos patriotas que luchaban por su independencia eran la guía de su discurso por la libertad.

2009: La Esperanza Aguirre liberal, la que desmantela servicios públicos sanitarios y educativos mientras construye maravillosos centros comerciales donde consumir y consumir fiel a su ideología utiliza a los servicios públicos de seguridad y al poder político encargado de su funcionamiento para espiar a miembros de su propio partido que son un escollo en su carrera hacia la Presidencia del Gobierno.

2009: Quizá habría que recordarle a Esperanza Aguirre que uno de los fundamentos del liberalismo es precisamente el de la libertad individual, el derecho a la libertad de expresión, a la privacidad, el no perjudicar la buena imagen, la limitación del poder político por parte de las instituciones y del pueblo y el uso de la seguridad del Estado para los asuntos que ayuden a que dicho Estado sea lo más pequeño posible dentro de un estado de equilibrio. Usar dichas fuerzas y cuerpos de seguridad para conseguir información, objetivos políticos o simplemente poder es lo que hacían en aquel palacio ruso llamado Kremlin cuando Stalin decidió comenzar con las purgas. La información es poder y el poder es lo que mueve a Esperanza Aguirre.

Y yo me pregunto cómo hay gente que todavía vota a esta señora.

Vuelvo al mundo blog...

lunes, 7 de septiembre de 2009

Ya hace dos meses que no escribo y la verdad es que llevaba tiempo pensando cómo retomar la actividad de este blog. No es fácil regresar a la rutina de escribir y estar totálmente informado de todo. En verano la sensibilidad se aletarga entre tanto viaje y circunstancia anormal. Sin embargo hoy he vuelto a la realidad con la misma sensación de impotencia con la que la abandoné, pensando de veras que otro mundo es posible fuera de tanta crisis. Ayer le decía a mi madre que la crisis económica no podía durar más de un año-año y medio por una sencilla razón: estamos hasta las narices de la crisis, tenemos ganas de regresar a la estabilidad. La mayoría de los seres humanos valora y desea la estabilidad y nos han bastado una docena de medio buenas noticias para ansiarnos pensando la recuperación y en la de cosas que hemos de hacer cuando salgamos de ésta. Sin embargo yo sigo viendo cierta ignorancia a mi alrededor, como si volver a lo anterior, al capitalismo puro, fuera la mejor receta cuando en realidad ha sido la peor bacteria. Llevamos casi dos años de crisis y todavía nadie se ha atrevido a retirar el antibiótico para estructurar un nuevo modelo de producir, vender, consumir o más bien dicho, de vivir.

Si después de todo este drama, al final volvemos a ser lo mismo que éramos, cuantas más crisis le hacen falta al ser humano...

Desmiento

jueves, 9 de julio de 2009

Durante el último año y medio largo hemos vivido una situación de gran confusión cuyo nexo fundamental es, sin duda alguna, la crisis económica. Sobre ella, sobre sus causas y consecuencias se habla y especula todos los días en la prensa y en la boca de muchas personas en este país hay un culpable, un chivo expiatorio: Jose Luís Rodríguez Zapatero.

Echarle la culpa de todo al presidente ha sido un continuo recurso para quienes no quieren ver la realidad. Puede que el presidente peque de excesivo optimismo, de cierta ingenuidad o de demasiada improvisación. Es algo que yo también le achaco, porque a pesar de que yo no soy de los más pesimistas he percibido que el Gobierno no ha sido el actor relevante, el impulsor necesario, la guía indispensable sin la cual nadie puede afrontar soluciones integrales ante la crisis económica. Yo también he percibido esto, como muchos ciudadanos. Pero la causa de la crisis no es la política económica de Zapatero sino algo mucho más general, mucho más abstracto pero no por ello menos relevante. Lo que existe a día de hoy es una crisis económica, política, social y moral creada por la extensión en las últimas dos décadas de lo que se ha llamado capitalismo salvaje, pensado e impulsado desde una ideología predominante: el neoliberalismo.

Para quien no lo sepa, la ideología neoliberal se hace un hueco importante como consecuencia de las crisis de los años 70. En lo político, el neoliberalismo defiende el recorte o la supresión de los programas sociales que se habían venido introduciendo durante la edad de oro del capitalismo, entre 1945 y 1973, todo lo cual supone reducir el Estado y menguar la sociedad del bienestar basada en tres pilares fundamentales: la redistribución de la riqueza, el pleno empleo y la lucha contra la desigualdad social mediante el mantenimiento de un Estado fuerte.

Pero es en lo económico donde más hace incapié la nueva ideología. La economía se sitúa por encima de la política y es entonces cuando los mercados financieros de desregulan y se vuelven inseguros para quienes los practican. Los mercados financieros se sitúan como un mundo a parte de la economía real, sirviendo tan solo en parte a la misma, y favoreciendo el proceso de globalización de grandes riquezas y fortunas a escala mundial que se han movido a lo largo de los ultimos 20 años con total impunidad, especulando y jugando con dinero ajeno, inventando nuevas fórmulas de negocio y beneficio. Estas nuevas finanzas, esa desregulación, esa menor intervención del Estado, ese más mercado encandiló también a los partidos socialdemócratas en Europa si bien en España el máximo impulsor de dichos cambios fue el Gobierno de Jose María Aznar cuya política económica se dejó indentificar enseguida como liberal bajo el apodo de centrista y cuyos pilares fundamentales fueron el control del gasto social (reducción) para controlar el déficit y la inflación. Esa política, que saneó en principio la economía ha tendido a reducir las capacidades de control y regulación del Estado en sectores importantes que ahora están en crisis.

Por ejemplo, liberalizó la energía. Privatizó repsol, endesa y otras marcas. Privatizó telefónica. Y se cargó todos los bancos públicos en España dejando al Estado con el "manco" Instituto de Crédito Oficial. Todo esto, y las reducciones de impuestos produjeron un estrechamiento del Estado, una reducción del mismo y de su intervención, con el incuestionable planteamiento para el ex-presidente acerca de la ineficacia e inutilidad de la intervención estatal en la economía. Pues buen señores, esas políticas, y otras de Gobiernos anteriores o sucesivos han provocado que a estas alturas los Estados en Europa y por supuesto España, se hayan visto incapacitados para reaccionar frente a la crisis, sin recursos públicos o competenciales con los que intervenir en el mercado, si a eso le sumamos el "no control" del Estado sobre el sistema monetario a consecuencia del ingreso en el Sistema Monetario Común.

Todo esto ha dado lugar a una crisis social. A una falta de referentes sociales sobre los cuales edificar un mundo más justo, más solidario y más comprometido. El nuevo liberalismo propició, y ha dado fruto, una mentalidad individualista que ha adormilado a la población y a la juventud dejando que el "tanto tienes, tanto vales" o el "mientras a mi no me afecte..." acallen las conciencias de los gobernados, que se pasan el día soportando decisiones y broncas políticas a menudo ineficaces.

¿Qué nos espera entonces ahora? ¿Sería más necesario ahora que nunca un socialismo nuevo, una manera nueva de entender la democracia, de sentirla y de ejercitarla? Estoy seguro de que sí, y de que los jóvenes tenemos mucho que decir, por lo sometidos que estamos al imperio del dinero y del egoismo. Asociémonos, seamos pues, todos un grupo, quejémonos y desmintamos los falsos testimonios de quienes, por quedarse tranquilos y en paz, buscan lapidar ideológica y personalmente a un Presidente del Gobierno que tan solo ha sido un residual eslabón en la carrera que nos llevó hasta donde estamos. No puede ser que la juventud esté exenta de ambición, de ganas de cambiar las cosas, de referentes políticos o sociales hacia donde caminar. Uno de los grandes errores que hemos cometido hasta ahora fue pensar que lo teníamos todo. Miremos alrededor, y veámos que, aunque no estamos tan mal, estamos lejos de ser lo que un buen socialdemócrata desea para su país.

Irán, utopía y los juegos olímpicos.

sábado, 20 de junio de 2009

Estos días, provocado por la pasividad en el estudio, derivada de un aburrimiento supino, me he dedicado a contemplar dos acontecimientos muy distintos de la actualidad que han centrado mi atención. En primer lugar el autoritarismo de la ya declarada no democracia en Irán, y en segundo lugar, las noticias sobre la candidatura de Madrid para albergar los juegos olímpicos. A pesar de que ambas temáticas no tienen aparentemente nada que ver, han despertado en mí una fuerte sensibilidad, y con ella, muchas emociones que aunque contradictorias, han sido especialmente intensas.

Por un lado al ver la no resignación de la oposición iraní a reclamar transparencia y libertad frente a un opaco sistema político que no respeta la libre oposición democrática ni los mínimas exigencias de transparencia electoral. Las noticias, contadas en muchas ocasiones por los propios activistas de la "revolución verde", han despertado las mismas sensaciones de ilusión y utopía que cuando leí y estudié acontecimientos como Mayo del 68 o la Revolución de los claveles. Aunque, también he de decirlo, soy consciente de que los anteriores acontecimientos todavía les quedan muy lejos a esos luchadores iraníes.

Y finalmente, ha sido la posibilidad que Madrid trata de alcanzar, de organizar unos juegos olímpicos, lo que ha desatado mayores emociones. Durante esta semana leí las noticias sobre la presentación de las candidaturas, las posibilidades de Madrid, el entusiasmo popular, el video del "tengo una corazonada" y los vídeos en Youtube sobre la ceremonia de apertura de los juegos olímpicos de Barcelona - mirad a ver qué sentís cuando la palabra HOLA se forma en Montjuic -, todo ello, con la resaca todavía presente en mi memoria de Pekín´08. Todas esas noticias y las sensaciones de universalidad, fraternidad y unión que el deporte olímpico y su espíritu durante unas semanas desata en todo el mundo han servido de contrapunto positivo a los acontecimientos de Irán y de distracción ante los también desgraciados acontecimientos que vivimos estos meses. ¿A qué español medio no le haría ilusión estar presente en la hipotética ceremonia de inauguración de los juegos de Madrid? ¿A quién no se le pondrían los bellos de punta con el espectáculo y sus flashes? ¿Quién no sentiría un cosquilleo con el encendido de la llama olímpica? No tengo ninguna duda de que los juegos olímpicos encarnan un espíritu de paz y concordia.

Pues bien, son ese espíritu de paz y concordia, de ilusión y utopía, que en parte -desgraciadamente- vive el mundo durante tres semanas, los que deben animarnos a todos a perfilar caminos de mejor y más grata convivencia en este mundo, de mayor transparencia, respeto y tolerancia, algo tan preciado que si no lo cuidamos irá llenando el abanico de los temas que en 2016 podrán parecer una utopía.


ARRIGORRIAGA: 19 DE JUNIO

viernes, 19 de junio de 2009

Arrigorriaga. 9 de la mañana. Eduardo Puelles monta en su coche camino, supongo, que de su trabajo como inspector de la Policía Nacional. No se imagina que va a ser objeto de un atentado que le quemará vivo cinco minutos más tarde. Sin duda desde aquí mando mis más sinceras condolencias a su mujer y sus dos hijos y mi más sincera solidaridad por su muerte. También caben las muestras de cariño hacia las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, especialmente a la Policía Nacional, pero también a los ertzainas que, como su hermano, no pudieron llegar a tiempo a salvarle de las llamas.

Fijad el pensamiento en la impotencia de quien oye a un compatriota gritar pidiendo auxilio sin éxito. No es comparable la sensación de los testigos con la que, desde otros rincones de España, tenemos quienes nos lamentamos con su muerte, pero comprendemos y nos hacemos una idea de la sensación de dolor e indignación de todo un pueblo que ha visto como uno de sus habitantes ha sido asesinado, alguien que velaba por su seguridad independientemente de las creencias políticas. ETA se equivoca atentando de nuevo y se equivoca más si atenta contra la Policía Nacional o contra cualquier cuerpo de seguridad estatal, autonómico o local que, desde la llegada de la democracia a España tienen regulada y tipificada su actividad conforme a los principios de convivencia pacífica a los que se deben y los que salvaguardan con su actividad. No hay Tribunales de Orden Público, no hay procesos de Burgos, no hay casos 1001, en este país se acabó el Estado Policial y Autoritario franquista y, pese a la ley de partidos, todavía es posible defender la independencia desde un parlamento. La democracia en España tiene deficits, pero no es la violencia nuestra solución.

No son por tanto estos cuerpos el problema, el problema es ETA y todos estamos cansados de que bajo un paraguas de falsa lucha por la libertad y la autodeterminación-independencia, cometan atentados terroristas y demuestren su intención des fascistizar la sociedad asesinando y extorsionando a todos los que no piensan, siente o luchan por objetivos legítimos pero no justificadores de violencia alguna.

Arrigorriaga, que forma parte de lo que se llama Gran Bilbao, es una ciudad de trabajadores, con un gran peso industrial e importante por encontrarse a escasos 9 kilómetros de la capital vizcaína y que ha estado gobernada siempre por el mismo alcalde, primero de HB y posteriormente del PNV, es un paradigma de la libertad de los vascos. Al parecer, la ciudad se funda en la Batalla de Padura, allá por el año 888 en la que los Vizcaínos -cuenta la leyenda- derrotaron a los leoneses en una cruenta batalla. De la sangre derramada en el campo de batalla procede su nombre, así como muchos de los mitos sobre la hidalgía,los fueros vascos, y su independencia originaria frente a Castilla. Todos los nacionalismos peninsulares proceden del mito, incluso el nacionalismo español. Pero los mitos eran un instrumento legitimador de la construcción del pensamiento nacionalista en el siglo XIX. La independencia no procederá en pleno siglo XXI del mito de la utilidad de la violencia, desacreditado tras un sangrante siglo XX.

Como todos los Miercoles...

miércoles, 17 de junio de 2009

Como todos los Miércoles me gustaría comentar la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, ya que solo se puede ver en directo por internet y no por la televisión pública como sería de rigor en un país democrático en la que las decisiones de sus políticos son teóricamente públicas. Quiero hacer valer este blog para comunicar lo que ha pasado en el Congreso tanto en el careo de Zapatero y Rajoy como en el de María Teresa Fernández De la Vega y Sáenz de Santamaría.

Empecemos por el principio. Rajoy discute con Zapatero por la subida de los impuestos y le acusa de ahogar a los ciudadanos y mentirles 5 días después de unas elecciones en las que según Rajoy, Zapatero había anunciado la recuperación. Rajoy le dice que ha subido los impuestos y Zapatero le contesta que la presión fiscal es más baja porque ha modificado IRPF, Sociedades y Patrimonio lo cual deja una presión fiscal dos puntos por debajo (32%) de la que se encontró a su entrada en el Gobierno. Rajoy le reprocha anunciando que si le ha bajado la presión fiscal a Zapatero -como si fuera una fiebre- es a causa de su política económica -mala, que lo dice Fernández Ordoñez, o sea Cristo reencarnado- y de la parálisis de la actividad. Ambos tienen razón, para qué comentarlo.

Lo interesante de estos debates viene siempre de nuestras números 2. Y en este caso, de nuevo victoria para De la Vega. O sea, que llevamos muchos meses criticando al Gobierno porque sus previsiones se quedaban cortas y cuando se actualizan, en función de los datos disponibles e incluso algunas son más pesimistas que las más pesimistas del más agorero de los economistas agoreros, resulta que ahora son un engaño porque hace cuatro días hablábamos de brotes verdes y de la virgen María económica. Resulta, que en 2007 aun quienes acertaron a predecir la crisis (1 de cada 100 previsiones acertadas por cierto) se equivocaron en sus previsiones pero la actualización de las mismas para ellos vale y para los demás no. Si las hace el PP, que en su programa electoral llevaba 200.000 trabajos prometidos más que el Gobierno, el PP no se equivoca, solo actualiza. Si lo hace el Gobierno, es el demonio, cuanto menos. Son previsiones, si todos sabemos que de las millones que salen a diario se cumplirá una.

No sé, tengo serias dudas de que, por mal que lo pueda estar haciendo el Gobierno, la oposición que padecemos se merezca alguna recompensa pues, como bien ha dejado claro mi supervice, se preocupan únicamente de las elecciones y la ambición de poder.




Los brotes verdes

lunes, 15 de junio de 2009

A muchos de ustedes les sonará la teoría de "los brotes verdes". Esa inocente expresión acuñada por la entonces recién nombrada Elena Salgado, que suscitó la risa e incluso el estupor de muchos comienza a hacerse un pequeño huequecito (son brotes, no lo olviden) en el panorama económico español y mundial. Durante estas últimas semanas hemos conocido buenos datos económicos o al menos no tan malos como cabría esperar. Algunos se han atrevido ya a ponerle nombre a esta crisis. Como ya hicieran nuestros antepasados con la Crisis del Petroleo y con la Gran Depresión, las generaciones que hoy vivimos, sufrimos o combatimos la crisis desde múltiples ámbitos nos encontramos en la Gran Recesión. Pues bien, la Gran Recesión tiene brotes verdes desde las últimas semanas.

En su artículo publicado ayer por EL PAIS, Paul Krugman, analizando los Gobiernos de EE.UU y Reino Unido, nos volvía a hacer una síntesis aplicable a casi toda Europa. Venía a corroborar que si estamos en este crisis ahora y de esta manera debemos echarle la culpa a la desregulación y el fundamentalismo del libre mercado, y que era más necesario ahora que nunca hacer un esfuerzo fiscal notable y adecuado pero decidido y responsable. También hablaba de la poca diferenciación que en política económica han tenido los Gobiernos de aquellos dos países - pero también en Europa - desde los años noventa pues, con las particularidades de cada país y si bien los más progresistas no aplicaban a rajatabla el fundamentalismo neoliberal sí se vieron engatusados por lo que consideraron las modernidades en la gestión económica, que no era otra cosa que más desregulación. Entonces, si sabemos que aquello no estuvo bien, esa desregulación, ese fundamentalismo, esa ingenuidad por creer autosuficiente al mercado tiene que dar paso a otro tipo de economía.

Yo solo me atrevería a hablar de algunos adjetivos para dicha economía: justa y equitativa, sostenible y colectiva. Justa y equitativa porque apueste por crear riqueza y redistribuirla; sostenible porque respete y proteja la naturaleza y el medio ambiente; y colectiva porque implique un pacto social explícito e implícito de solidaridad dentro de toda la sociedad, que deje atrás el individualismo profesado por el liberalismo de hoy y de ayer.

Pues bien, hasta aquí que yo sepa queda mucho por recorrer. Pero señores, tenemos brotes verdes. Estos días hemos sabido que la morosidad ha descendido a su nivel más bajo desde marzo de 2008. Que Banco Santander y BBVA son los más eficientes de Europa, que las cajas de ahorros van a tener posibilidad de reestructurarse con ayuda o aval públicos sin que hagan perder demasiado dinero al contribuyente, ha descendido el paro -poco y probablemente a causa del hecho estival-, que la demanda interna ha frenado su caída e incluso la gente se culturiza más en 2009 que en 2008 ya que las ventas en la feria del libro de Madrid han subido un 10%. El Gobierno se ha comprometido a subir los impuestos y tendrá que hacer frente a una escalada del déficit y por consiguiente de la deuda pública pero si este es el mayor de nuestros problemas quiero recordar a los lectores que en los últimos 4 años España redujo su deuda pública el 12,5%.

Pero hay que ser realistas entonces. No vale con tecnicismos sobre lo que sube o baja, sobre lo que va mejor o peor. Lo importante es el compromiso colectivo por que todo vaya mejor, menuda utopía, pero qué necesaria. Más que nunca. La idea de colectividad está acuñada en la historia y comprobada empíricamente, fíjense sino en los "años de oro del capitalismo entre 1945 y 1973". El primero fue Aristóteles, que definió al hombre como un zoon politikon, un ser que necesita a la sociedad para sobrevivir y cuyo concurso colectivo permite a las sociedades con ayuda de la famosa prudencia a ser más justas y equilibradas. Los brotes verdes de nada sirven si no aprendemos la lección, no solo económica, sino política y especialmente moral y humana. Somos un todo, no lo olviden.

PD: Parafraseando a mi querido Krugman: ¿Acaso un Gobierno del Partido Popular hubiera sido menos esclavo del fundamentalismo del libre mercado o hubiera estado dispuesto a refrenar finanzas desbocadas?


TRILLO, EL PARTIDO POPULAR Y LA JUSTICIA

viernes, 12 de junio de 2009

El llamado caso gürtel no es uno de los casos más bochornosos de corrupción que conocemos y si alguien tiene el tiempo y las ganas de discutirmelo, lo hacemos sin problema. Para lo que vengo a escribir hoy no es aquella la cuestión importante sino el uso y disfrute que el Partido Popular hace de la justicia. Me explico.

Son los líderes del Partido Popular los que han hablado de independencia de la justicia, de presunción de inocencia y de su indefensión ante las "filtraciones" de un caso que se encuentra todavía en lo que se conoce como secreto de sumario. Sin embargo, ese partido político adopta la posición que más le conviene en cada noticia o presunto hecho que a este respecto se produce. En ocasiones de manera irresponsable y en la mayoría por puro despecho y chulería. Esto hace pensar que su posición ante la corrupción es pura estrategia política como lo demuestran las sucesivos apoyos que implicados en asuntos de corrupción como Fabra o Camps han recibido con motivo de las elecciones europeas o con el caso de los trajes. La derecha cierra filas ante los corruptos y ataca a la justicia o bien la utiliza para su estrategia política aprovechando la "clausula" que los cargos electos en España poseen en relación con su procesamiento mientras están en ejercicio de sus cargos (no posteriormente). ¿Se morirá el señor Fabra sin ser juzgado? No es de extrañar si se sabe que en 1998 el partido popular aprobó una Ley por la que se permitían juzgar los actos políticos y no solamente los actos administrativos del poder ejecutivo y de la administración. Una de los grandes déficits democráticos que el neoliberalismo introdujo en estos últimos años es el sometimiento de la política a la justicia para salvaguardar la prevalencia de lo económico sobre lo político, pero ahora no conviene.

Entre otras cosas, este tipo de leyes y procedimientos y este uso de la justicia ha favorecido la mentalidad conservadora según la cual se prefiere "lo malo conocido antes que lo bueno por conocer". Según un artículo periodístico con el que coincido plenamente, este es el motivo por el cual la derecha no ha sufrido retrocesos electorales en España u otros países pese a estar inmersa en múltiples asuntos de corrupción que en España se manifiestan de manera notable en las Comunidades Autónomas y en los Ayuntamientos. Esto ha pasado en Valencia, en Canarias o en Madrid.

El sometimiento de la política a la justicia se retroalimenta con la intervención de la política en la elección de los organos rectores del poder judicial. Es conocida todo el conflicto surgido con la renovación del Consejo General del Poder Judicial o del Tribunal Constitucional. Esto anterior, unido a la mentalidad conservadora de la que hablábamos permite al principal partido neoliberal en España cambiar de criterio y utilizar los resortes de la justicia a su justa medida. Cuando les viene bien le dan palmaditas en la espalda al Fiscal General del Estado o de la CAM, y cuando no le critican y manifiestan su indefensión demostrando una vez más el sentido de la justicia del principal partido de la oposición. Esto es lo que el señor Trillo ha hecho en referencia al supuesto fraude fiscal y prevaricación cometidos por el tesorero nacional del Partido Popular que constituye el caso Bárcenas, y que lo haga el Sr. Trillo, manda huevos. Es significativo que los medios de comunicación hagan referencia a que algunos implicados están algo así como aislados dentro del PP, cuyos afiliados y cúpulas dirigentes esperan que estos dimitan por si mismos, en lugar de dar ejemplo y suspenderlos de sus cargos (algunos diputados y senadores) y de militancia como sí está haciendo la izquierda en cada caso concreto, para poder ser juzgados.

Apelo para que esto no ocurra a la ética democrática y al civismo, a castigar a los políticos corruptos dejando de lado ese pensamiento de que todos son iguales pero si lo hace la derecha es normal y si lo hace la izquierda es un escándalo. Actualmente, los miles de pequeños casos de corrupción municipal en el que está inmerso el PP superan con creces los que recuerdan a menudo la derecha como excusa, los del Gobierno de Felipe González. Pero lo preocupante no es esto sino que dichos asuntos relacionados con corrupción no son casos puntuales sino sistemáticos y hechos por norma sine qua non se entiende la gestión municipal de muchos "buenos gestores" de la derecha.

A VECES VEO "DE LA VEGAS"

miércoles, 10 de junio de 2009

Sino fuera porque quiero tanto a mi madre y a mi padre…

…me gustaría tener de apellido “Fernández de la Vega”. Si, porque aunque cada día la veo más flojilla en el debate, quizá algo renqueante, no puedo sin más quitarme el sombrero ante su actitud solidaria y comprensiva con Soraya Saenz de Santamaría.

Mira que ir a preguntar si el Gobierno está de acuerdo con lo que dicen los ciudadanos y con el resultado electoral, para hacer autobombo y proselitismo y animar la grada popular, como si tal acto tuviera una gratuidad pasmosa….Mira que sentirse orgulloso de tener en Madrid o en Valencia al menos a un corrupto asegurado como es el Sr. Fabra y presumiblemente también el Sr. Granados…Mira que ir a fardar de victoria con una abstención del 54%...

La pregunta es la siguiente. El pasado domingo el partido popular ganó las elecciones, usted fue la primera en saberlo y la encargada de comunicarlo. De la misma manera que las elecciones las ganó el PP, las perdió PSOE y el Gobierno de JR Zapatero. Por eso la pregunta que le formulo hoy, la han respondido los ciudadanos con claridad: Su Gobierno no ha estado a la altura. Y mi pregunta es si está usted de acuerdo con lo que han dicho las urnas…

CAGATE LORITO. Pero esto no es todo, y yo le recomiendo a ustedes que lo vean, yo se lo facilito. Con esa chulería y por qué no decirlo, esa característica de elegancia que la caracteriza en un debate, dicha elegancia se ha convertido en arrogancia y la chulería en el proselitismo más bajo. “¿Están ustedes de acuerdo con el resultado electoral?”. En fin, yo me hubiera quedado pasmado si De la Vega dice que no. Claro pero, qué cosas pienso, mi supervice, no me iba a fallar. Además de no haberse podido contener la risa (cosa lógica). Le ha faltado decir la clave: “Nosotros estamos de acuerdo con el resultado electoral, pero con lo que no estoy de acuerdo es con la interpretación que ustedes hacen del resultado”.

Y yo si fuera Tere – ya me permito llamarla así porque me encanta – hubiera mandado a paseo de manera más enérgica a alguien que ya está pensando en las Generales sin hincar el codo en el Congreso de los Diputados. Si, porque para salir de la crisis, para derrotar un Gobierno y para exponer ideas – más allá de la demagogia del “ustedes (el Gobierno o los socialistas) no se enteran de nada” – aportar soluciones y trabajar codo con codo hace falta ponerse a trabajar en el Congreso de los Diputados porque de cualquier otra forma estarán contribuyendo al menosprecio y socavamiento de la ya poco menos que desastrosa imagen de los políticos en este país, de la cual no me siento orgulloso porque muchos como yo nunca seríamos tan irresponsables como para desdeñar 2 años y medio de profundo trabajo que hacer.

Harto estoy ya del Partido Popular cuyas tres soluciones mágicas son recortes de gasto, austeridad y bajar impuestos. Por culpa de eso, estamos hoy como estamos, atados contra las cuerdas - lease, la crisis- la crisis. No apelaré pues al miedo, sino al conocimiento, quien quiera entender que entienda y quien no que acabe dándole palmitas en la espalda a los líderes de la derecha de turno como un buen hooligan neoliberal.

MONARQUÍA vs REPÚBLICA (III)

lunes, 8 de junio de 2009

La Monarquía es una forma de gobierno “útil” y su legitimidad reside en la utilidad de la misma.

 

La legitimidad de la Monarquía como forma de Gobierno procedía en 1975 de múltiples factores en función de quien opinara sobre la misma. Así, si preguntabas a un señor del “bunker”, la monarquía era una forma de gobierno legítima por obra y gracia de Franco siempre y cuando no traspasará los límites del movimiento ni los valores del 18 de Julio.  Si, por el contrario, preguntabas al PCE, en aquellos momentos la Monarquía era ilegítima por esos precisos motivos, al igual que para los respublicanos o para el Partido Socialista. La gran victoria del Rey fue encontrar alguien lo suficientemente capaz de ceder ante la oposición salvaguardando la Monarquía y abriendo el camino a la democracia dejando lejos la opción republicana que hubiera supuesto una verdadera restitución de la democracia. El carisma de Adolfo Suarez consistió en eso y no en otra cosa, pues la gestión  económica más allá del mal contexto internacional fue reconocidamente pésima.

 ¿Fue entonces útil la Monarquía? Yo respondo que sí. Lo fue entonces y lo es ahora pero nadie nos garantiza que lo sea siempre. Que la transición fue la piedra filosofal para la permanencia eterna de la monarquía, es lo que quisieran pensar aquellos que no permitirían nunca al pueblo “alterar las reglas del juego”.

 Fue útil entonces porque Don Juan Carlos pudo lidiar con las Cortes Franquistas, con el Movimiento, con el Bunquer y el ejército, con una mano izquierda desconocida en un Monarca hasta las fechas. (Ya les hubiera gustado a Isabel II o al Alfonso XIII). Creo sinceramente que eso sorprendió y agradó a muchos españoles que querían democracia sin verse asaltados por un país convulso o mediante un cambio excesivamente enérgico. Sin embargo, a pesar de que pueda ser verdad aquello de que la conciencia política de los españoles por aquel tiempo se caracterizó precisamente por las preferencias de orden y estabilidad no deja de ser cierto que el modo en que se hizo la transición no facilitó precisamente la politización extrema que hubiera sido consustancial a una participación en el proceso de transición. Y es que el Estado Franquista y sus leyes, a partir de las cuales se diseñó la transición, suponían la no existencia del pueblo en el proceso de toma de decisiones. Adolfo Suárez, Torcuato Fernández Miranda, Calvo-Sotelo, Areilza, etc… eran a finales del franquismo perfectos desconocidos para los españoles. La Transición fue en gran medida un traspaso de élites de un Régimen a otro. Fraga es el mejor ejemplo.

Sin embargo, con aquellos déficits la Monarquía constituyó un régimen que nos homologó a Europa y eso es de agradecer. ¿Si lo fue o lo es ahora justificaría que lo sea siempre? En este aspecto, en el debate citado podemos contar dos posturas.

 1.     Los Monárquicos dirán que cuando la monarquía deje de ser útil para convertirse en lastre, serán las propias instituciones, los políticos y los ciudadanos quienes se movilicen contra ella. Argumentos históricos a su favor tienen en tanto que las repúblicas han llegado a España como solución in extremis (la primera) y por agotamiento de la Monarquía alfonsina (la segunda). Todas las “transiciones” españolas se han ido produciendo por agotamiento del régimen anterior o por un golpe militar o pronunciamiento.

2.     Los Republicanos defienden que la Monarquía no es una institución imprescindible y así lo creemos los que ni somos una cosa ni la otra.  En realidad el Rey no tiene más poderes que el Presidente de la República Alemana o de la Italiana. Moderar y arbitrar el funcionamiento regular de las instituciones, representación exterior y derecho de gracia. Es tan prescindible que la Constitución le declara irresponsable y todos sus actos necesitan refrendo del Ministro correspondiente o del Presidente del gobierno para tener facultad jurídica.  Sin embargo, a pesar de esa irresponsabilidad, imagínense que un futuro rey fuera un verdadero lastre. ¿De verdad tenemos que estar esperando a agotarnos de la monarquía para decidir nuestro futuro? ¿No sería posible votar por tanto la continuación de la Monarquía cuando muera el Rey Juan Carlos?

 Sería un ejercicio muy sano democráticamente hablando y que serviría para medir el pulso verdadero de la monarquía como forma de gobierno útil  y que sería preciso además para medir la forma de gobierno ideal que quieren y le corresponde a la soberanía nacional.

MONARQUÍA vs REPÚBLICA (II)

jueves, 4 de junio de 2009

1.    La Monarquía Parlamentaria fue refrendada en el referéndum constitucional y es refrendada en cada elección general.

 

El Artículo 1.3 de la Constitución Española de 1978 reza “La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria”. 

La Constitución fue apoyada en las urnas por el 87% de los votos lo cual hace a algunos afirmar que la “forma política” (término no correcto, por cierto. Debería decir forma de gobierno o jefatura del estado) de la Monarquía Parlamentaria fue refrendada en dicha votación y apoyada por la mayoría expresada en la votación.

 

En realidad es un apoyo indirecto. Similar a cuando los estadounidenses eligen a su presidente, porque lo hacen a través de sus compromisarios y no de manera directa. Nosotros lo elegimos a través de un texto democrático que nos dieron unos señores del régimen y de la oposición que se habían reunido en unas Cortes Legislativas elegidas por una Ley Fundamental del orden jurídico franquista. 

 

Seamos por lo tanto correctos. A pesar de la gran potilización española del momento y a pesar de que la existencia de partidos políticos republicanos como PSOE o PCE, a las elecciones a Cortes de 1977 no pudieron participar algunos pequeños partidos republicanos,  y se celebraron “ex post” de que PSOE y PCE renunciaran abiertamente a la forma republicana de gobierno e iniciaran conversaciones con los constitucionalistas procedentes del franquismo. Caso paradigmático es la comparecencia de Carrillo nada más legalizarse el PCE aceptando la bandera “con los colores oficiales del Estado”. Y es que tan solo hubo ademán por parte del PSOE durante la ponencia que redactó la Constitución (“los padres de la constitución” y tal) de afrontar el debate sobre República o Monarquía.

 

Además de eso, no se produce un referéndum sobre tal o cual forma de gobierno sino un referéndum sobre todo un  sistema constitucional. Hay quien dice que no se puede separar la Monarquía del pacto constituyente, porque entonces tal pacto carecería de sentido. No es verdad. Un pacto constituyente puede alcanzarse por más medios y más legítimos que una reforma del régimen anterior. Fundamentalmente por unas elecciones libres a Cortes Constituyentes con un mandato expreso de redactar una Constitución con unas bases previas, que dichas Cortes una vez cumplido su mandato lo sometieran a referéndum y se disuelvan, en caso de aprobación, se convocan elecciones a las nuevas Cortes Legislativas o los procedimientos que dicha constitución establezca.

 

Como sabemos las Cortes que elaboran la Ley para la Reforma Política eran todavía Cortes de “procuradores” franquistas por lo cual era muy complicado que en el articulado de la ley se hubiera podido incluir principios como los existentes en otras democracias consolidadas. Por ejemplo, en Francia, toda Ley, Tratado o Asunto que afecte a la forma de gobierno o de manera muy sensible a las instituciones tiene que ser votado por los franceses vía referendum. Si nos preguntamos si cupo la posibilidad de preguntar a los españoles sobre cómo y quién quería que les gobernara…la respuesta es que sí. Metodos jurídicos había para que la legitimidad monárquica procediera directamente de los ciudadanos. Como ya hemos dicho situaciones así se dieron en Grecia, Francia o Australia con resultados dispares pero legítimos. De eso se trata, la legtimidad de verdad se otorga de manera directa y lo demás son cuentos chinos.

 

Sería un idealista si pensara que esto debía haberse dado porque sí, como si los procesos históricos fueran tan simples que solo dependieran de la marcha lógica de las cosas conforme a principios legales o ideológicos establecidos. Nadie puede dudar de que todo esto hubiera sido mucho más legítimo conforme a lo que dije antes pero nadie puede obviar tampoco el estado del país en su momento, ni las circunstancias que rodearon la transición.

¿Qué hubiera hecho el ejército si el Gobierno constituido conforme a la legalidad franquista hubiera aceptado sin más las posiciones de la oposición?

 

¿Hubieran acatado los procuradores franquistas una Ley para la Reforma que posibilitara plebiscitar a la nación una pregunta tan radical como Monarquía o volver a una República?

 

¿Acaso la sociedad española en su conjunto no prefería orden y un proceso sin traumas a enfrentarse a un ejército reticente a dejar de ser pieza clave en la vida política?

 

¿Hubiera aceptado la Iglesia una república o por el contrario hubiera reculado a favor del poder tradicional que le aseguraba mayor seguridad?

 

Las cuestiones de legitimidad por si mismas no son razón suficiente para juzgar un hecho histórico. A mucha gente le hubiera gustado que el ejército y el pueblo se hubieran unido para derrocar la dictadura como ocurrió en Portugal un año antes en aquella "Revolución de los claveles", pero debemos ser conscientes del déficit de legitimidad que todavía rodea a la monarquía, estemos o no a favor de ella, por el mero hecho de no haberla votado de manera directa, especialmente conociendo  las circunstancias en las que fue votada.

 

Todas estas cuestiones sirven para deslegitimar de nuevo el argumento de que la Monarquía es plebiscitada en cada elección general. Nada tiene que ver la concurrencia democrática a elecciones con la legitimidad de la Monarquía porque es un tema del que no se habla, ninguno lleva en campaña y apenas se produce debate. Y al igual que se puede decir que los españoles no la legitiman indirectamente en las elecciones, tampoco podemos afirmar que así lo hagan. Sino marca la agenda, sino condiciona el voto, si en definitiva no influye porque no está no se puede medir la opinión soberana del pueblo.

Algunos dirán que si no se lleva en un programa será porque los españoles la aceptan de manera notable, y es verdad, pero muy probablemente se sorprenderían nuestras élites políticas de la capacidad de discusión y debate del pueblo si, como se dice, se abriera el melón. ¿Por qué tanto miedo ahora que llevamos mucho mucho tiempo de democracia? ¿Acaso la soberanía nacional no reside en el pueblo español? ¿Por qué no puede esa soberanía nacional expresarse ahora con total madurez? Si alguien ve los videos de “Monarquía vs República” debe censurar las palabras de un señor que afirma que las reglas del juego no pueden cambiarse cada vez que el pueblo vote:

En primer lugar porque no se le ha permitido al pueblo que vote.

En segundo lugar porque dichos comentarios niegan la capacidad del pueblo para decidir su futuro, lo que es bueno o malo, lo que es legítimo. Niegan de redondo la soberanía nacional.

 

MONARQUÍA vs REPÚBLICA (I)

martes, 2 de junio de 2009

Anoche cometí cierta “locura” porque mientras estudiaba para un examen de Sistemas Políticos Comparados me dediqué a buscar videos de mi profesor, Jorge Verstrynge y encontré un debate largo sobre la Monarquía y la República como posibilidad de forma de gobierno en España muy interesante y que me quitó tiempo y horas de sueño. En ese mismo debate se planteaban una serie de cuestiones sobre las verdades o mentiras, ventajas o desventajas de la Monarquía y el resultado de la Transición española que voy a analizar en varios capítulos de este blog.

 

1.    La Monarquía como consenso en la transición.

 

Todos sabemos que la palabra clave que define la “modélica” transición española es “consenso”. Sobre la base de dicha palabra se articularon acuerdos como el reconocimiento de las “nacionalidades o regiones” dentro de la unidad nacional, el régimen de derechos y libertades y sobre todo la forma monárquica de gobierno. Pues bien, en realidad el argumento subyacente a esta idea de consenso es que la transición española es un pacto “posibilista” entre las élites salientes del franquismo y la oposición democrática, es el pacto máximo al que se puede llegar en un contexto determinado, el mal menor en función de las circunstancias. Los socialistas también acabaron predicando esta filosofía cuando acataron el Estado Moderno, por definición capitalista, para posibilitar un régimen que conciliara socialismo y democracia. Es decir, se trata de utilizar la Monarquía para conseguir la forma de Gobierno que posibilite un máximo de democracia en un contexto histórico determinado.

 

Pero sobre la Monarquía en España hay debate todavía candente o cosas que preguntarnos. ¿Fue verdaderamente un activo tan importante e imprescindible para la Democracia? Es verdad que el Rey podía haber continuado con una Monarquía de carácter absolutista o autoritaria, limitando y secuestrando la soberanía popular. Pero lo cierto es que no le hubiera servido de nada. Monárquicos y Republicanos sabían que la Democracia era el sistema de gobierno deseable dadas las circunstancias porque la sociedad española había modernizado sus costumbres, su economía, su pensamiento social y la agitación política a medio plazo que hubiera suscitado un cambio hacia esos postulados hubiera traído más inestabilidad de la que ya existía entonces. No olvidemos que los últimos años del franquismo son los años con mayores huelgas y revueltas sociales que en ese momento se recordaban. La sociedad por tanto había cambiado y el régimen se sostenía básicamente del mantenimiento de la represión y el orden público, lo cual no da de comer a un régimen político en sociedades avanzadas sino fuera por la mentalidad acallada de otros muchos españoles en aquellos tiempos.

 

Al Rey por lo tanto no le quedó otro remedio, aun cuando lo deseó realmente, que acatar la forma democrática de gobierno. Sin embargo, el advenimiento de la monarquía está sometido a hechos “irregulares” que platean si aquello fue un solo pacto posibilista con miras a un futuro revisionista o algo sencillamente hecho con toda vocación de permanencia.

 

Para empezar, la monarquía no es un pacto porque viene dada o impuesta por una Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado y demás leyes fundamentales franquistas. Por lo tanto es verdad que la monarquía es fuente de consenso durante la transición pero no era teóricamente imprescindible, y veremos más adelante que podríamos prescindir de ella sin gran trastorno.

 

En segundo lugar, hay que aceptar que la Monarquía no se consolida con la Constitución y el referendum que la aprueba, sino que viene impuesta con anterioridad. Además, la cuestión fundamental del pacto de la transición no es solo la monarquía, además de transitar a la democracia, lo importante es hacerlo sin romper con la legalidad anterior y es la oposición democrática la que abandona la ruptura y la convocación urgente de Cortes Constituyentes. Por lo tanto, si no se ha roto con la legalidad anterior sino que se utiliza la misma para una reforma del Estado, la monarquía no puede ser fundamental. ¿Quién podía predecir en 1976 que el Rey iba a serlo de todos los españoles o que iba a fomentar este cambio político? Ni siquiera cuando era un rey no constitucional se pronunció políticamente a favor de la democracia.

 

En tercer lugar. Si aceptamos lo anterior deducimos que el origen de la monarquía no es el pacto constituyente sino una legitimidad legal-racional procedente del franquismo. Sin embargo en una Democracia hay un poder superior a la constitución y al monarca, que es el pueblo manifestado de diversas formas, y que es quien otorga lo que Max Weber califica como legitimidad carismática, otorgada a un “líder” considerado especial o imprescindible, cualidad que no se le es reconocida al monarca hasta la noche fatídica del 23-f.

 

Finalmente, el pacto de la transición no respetó la soberanía del pueblo por mucho que lo tuviera en cuenta, le otorgara altos grados de libertad y le facilitara una democracia. Dice precisamente Jorge Verstrynge que la voluntad del pueblo fue secuestrada, y añado: porque no se reconoció la existencia de un Poder Constituyente que sometiera a debate y votación por sufragio universal las cuestiones importantes del gobierno del Estado. Y el debate Monarquía o República está entre esas cuestiones. Lo demuestra un  hecho significativo: tanto la definición de España como Monarquía Parlamentaria, que se encuentra en el Título Preliminar de la Constitución de 1978, y que es en palabras de Schmitt una “decisión política fundamental”, como el contenido del Título I “de la Corona”, gozan de superioridad legal frente a otros apartados de la Constitución en tanto en cuanto necesita mecanismos más complejos para su reforma.

Sin nada que aportar

domingo, 31 de mayo de 2009

En medio de las elecciones europeas la vergüenza nacional hace aguas por todos los orificios. No solo es que lo más probable es que sea la candidatura del derechista Mayor Oreja la que consiga mayor apoyo sino que, visto lo visto, no será resultado de una campaña en la que los temas predominantes hayan sido los europeos. 


Hoy, casi todos los periódicos publican encuestas en las que dan la victoria a PP o PSOE, volviendo además a dejar de lado al resto de partidos políticos, como en el debate del lunes y todos ellos advierten la escasa participación que habrá en estas elecciones. Politológicamente advierto algunos motivos para que eso ocurra:

1. La Crisis Económica. A pesar de que estas elecciones no tengan contenido de debate puramente europeo, precísamente los ciudadanos perciben que la UE poco ha hecho unida frente a la crisis. Dividida está en grupos parlamentarios que no acatan la disciplina de partido y que muchos de ellos se declaran abiertamente europeistas. El Parlamento Europeo ha demostrado que no es un activo frente a los problemas comunes de todos los socios derivados de la crisis económica y Directivas como la de las 65 horas poca "popularidad" le aportan, para que los ciudadanos crean en él. 

2. Los temas no son europeos y la selección de candidatos es, al menos en España, púramente nacional. En realidad no se pretende llevar a un buen equipo conocedor de Europa y sus problemas. Ambos candidatos han mandado personajes desterrados de la vida política nacional o bien para premiarles por su grandiosa aportación a la causa o para compensarles por una salida poco airosa de la misma. No hay más que ver el caso de Mayor Oreja para confirmar la primera causa y el de Magdalena Álvarez para la segunda. Y es que lo que se produce no es más que una especie de desnaturalización electoral. Primero se elije el programa y luego al candidato y posteriormente sus acompañantes. Yo pienso que sería mejor elegir un buen equipo con experiencia o bien vocación europea, con un pensamiento coherente y definido que diera fuerza y consistencia al programa  político y con un cabeza de lista dispuesto a defenderlo aquí y allí a capa y espada. Sin embargo, tenemos dos caras conocidas de la política nacional apoyados por Rajoy y Zapatero. Quizá si estos partidos mandaran a dos perfectos desconocidos se valoraran más los programas y las listas en su conjunto y además, los partidos minoritarios podrían competir en condiciones de igualdad. Pero sobre todo podríamos sacar del debate temas tan estúpidos como los aviones, el aborto y demás historias de las que no compete hablar en Europa.

3. Ha habido elecciones recientemente. Hace poco más de un año las generales y la resaca parece que llega hasta ahora. Algunos ciudadanos estan cansados de partido en permanente campaña. Hace dos meses se celebraron elecciones en el País Vasco, en la que también los partidos mayoritarios se empeñaron en nacionalizar. 

No sé que opinan ustedes, pero a mi la clase política me parece cuanto menos desoladora!

Llevaba tiempo...

miércoles, 27 de mayo de 2009

...pensando en como actualizar el blog. Y en este momento no se me ocurre nada más que felicitar al Barça por su 3ª copa de europa, por su triplete y por si magnífico futbol. Soy "algo" madridista pero antaño me gustó mas el Barça y no creo que nadie actualmente pueda decir que no da gusto verlo jugar y que el Madrid está en las antípodas del juego bonito y efectivo del equipo culé.


Yo no entiendo mucho de futbol, pero la belleza no entiende de conocimientos técnicos sino que es pura estética y en eso nos ganan de calle. Ojalá al Madrid puedan venir entrenadores que entiendan el futbol desde casa, cuidando la cantera, la estética y las resultados. 

Sencíllamente impresionante. Ya le gustaría a Zapatero o a Rajoy hacer de la política un Barça, sería entonces glorioso vivir en este país.

Deprimente

lunes, 25 de mayo de 2009

Que bien habla López Aguilar. Lo que pasa es que he de decir que después de ver el debate no sé muy bien para que sirve la Unión Europea. Los dos candidatos se han empleado a fondo para que se me desmonten todos mis conocimientos sobre la realidad comunitaria. Yo ya no sé si lo importante es hacer más democrática la unión o si realmente aquello es un "casino" de líderes colocados por su experiencia en el Estado miembro de turno y cuya realidad poco tiene que ver con el pensamiento de la ciudadanía europea.


Yo no sé lo que piensan los belgas, o los franceses, los alemanes o los austriacos sobre lo que votamos el 7 de Junio. Lo que si sé es que el PP y el PSOE no tienen ni la más mínima idea de salir del abstracto europeo, de acabar con la indiferencia que la difuminada actividad europea produce en la gente. Después de tanto tiempo ahora parece que no sabemos lo que es Europa, lo que Europa significa, lo que Europa aporta. Este es un pensamiento un poco trágico, pero parece que ahora que en vez de ser beneficiarios netos de fondos estructurales, vamos a pasar a ser contribuyentes netos para otros países, la unión haya perdido sentido. Los políticos, a diferencia de 2004, ya no tienen que discutir qué gobierno fue a Europa y consiguió más dinero.

Ahora, yo sí que creo en la UE. Quizá en una UE diferente, hecha con calma y paciencia, afrontando reto a reto y tema a tema. Resulta gracioso que sea el PP el que pretenda impulsar lo político en la Unión, cuando ha sido el mayor defensor de la supremacía del ámbito económico sobre el poder político. Me resulta chistoso que se vaya a un injusto debate televisado (fomenta el bipartidismo y la polarización social) a hablar de España unicamente. Y además recuperando un discurso caduco y reaccionario, que ya fue rechazado en las elecciones nacionales: que si España se rompe, que si la inmigración es mala, que si es lo nacional lo importante, que si los nacionalismos periféricos son la peste...bla, bla, bla (la realidad es que existen y la existencia de los mismos nada tiene que ver con políticas de la UE). Y yo que pensaba que la UE era una organización supranacional en la que los miembros renunciaban a parte de su "soberanía" en favor otra institución (instituciones en este caso...Parlamento Europeo y Consejo) para compartir objetivos, valores, actuaciones etc etc etc y que esa soberanía delegada era la razón de ser del Parlamento Europeo. En caso contrario, debo decirle al PP que Franco murió y que otros líderes españoles defensores de la unicidad de la nación española en nuestro territorio ya no quedan, y otros que la pretendían como Ortega y Gasset, nunca aprobarían su discurso y sus medios.  Yo soy más partidario del pensamiento de Ortega y creo en la fortaleza del Estado español, en la concienciación nacional y en acabar con la invertebración de nuestro país. Sin embargo yo nunca hubiera cometido el error de llamar a nuestro país antiguo o rancio. Eso no es ya desprestigiar al Gobierno sino desprestigiar al conjunto de la sociedad española y denigrar las posibilidades de nuestro país, que tiene gran potencial gobierne quien gobierne. El problema en realidad lo ha provocado Rajoy, que de su niña "Rajoidi" ha pasado a un candidato anclado en el pasado, conservador no...lo siguiente, extremadamente paternalista, y que como siga así, va a comprometer las ideas de supuesta renovación y moderación que el PP va vendiendo por el resto de España.

Pero yo recuerdo que de pequeño me enseñaban que lo importante de la UE era comprender que había problemas en el mundo que no podíamos afrontarlos solos, y creo que uno de ellos no es el debate sobre la unidad española, eso corresponde debatirlo aquí, en España. Nacionalizar las elecciones podría haber sido una estrategia favorable al PP sino fuera porque su candidato es tan nacionalista, que su tufo oculta los olores de modernidad que necesita un mundo que se ha divorciado del paradigma neoliberal. Y este divorcio no lo constato yo, lo dice la especulación, la desregularización, la pretensión de las 65 horas, la inutilidad manifiesta de la UE como organización supranacional para aunar estrategia y objetivos frente a la crisis. Hay que darle un impulso político a la UE pero no desde la idea nacional sino desde la idea de solidaridad y unidad entre diferentes naciones, que forma parte también de los valores comunitarios.

Resulta paradójico que la UE naciera de la mano de dos Estados históricamente enemigos como Alemania y Francia. Para quien no lo recuerde, desde la unificación alemana en 1870 hasta la segunda guerra mundial, Alemania y Francia fueron continuamente, al menos en espíritu, enemigos para siempre a causa de Alsacia y Lorena y posteriormente por otras lindezas. España, aliada natural de Francia y pero también heredera del espíritu constitucional alemán, con profundas raíces mediterráneas como Italia, e importantes miradas a Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo por aquel pasado en común, posee una de las sociedades que más cree en la UE. Si Mayor Oreja tanto cree en Europa como idea, siento como insulto a mi país que lo tilde de rancio y reaccionario y que haya tenido la única intención de nacionalizar todos los temas del debate para sacar rédito electoral. Es verdad que al final la crisis les ha venido al pelo porque sino no sé con qué discurso hubiera ido a Europa.